Sicilia, Nápoles, Valencia: reinos hermanos en el Mare Nostrum
Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. Delegado en Levante de Diplomacia S. XXI. La Real Maestranza de Caballería de Valencia ha organizado una serie de conferencias bajo el título: " Valencia y Nápoles en la Europa del S.XV ".
El motivo fundamental, que mueve a la Real Maestranza, es mostrar el vínculo artístico y cultural como clave de las relaciones diplomáticas y sociales, que aunque a algunos les cueste creerlo, era muy rico en matices y colores, nada no oscuro o pobre.
El interior de las iglesias aparecía totalmente policromado con colores vivos que servían de fondo a otras otras pinturas en diversos formatos, algunas de ellas con ricos panes de oro, provocando una deslumbrante fascinación al hombre de aquella época.
Todas las esculturas se coloreaban y los pórticos de las iglesias más representativas se convertían en un reflejo vivo de los textos bíblicos sagrados.
Poco tenía esto que ver con la romántica, pero falseada, en algunos casos intencionadamente para desprestigiar esa sociedad teocéntrica, imagen de un medievo gris, como tantas veces me recuerda D. Jaime Sancho, Canónigo de la Catedral de Valencia y responsable de Liturgia y Patrimonio Artístico de la Archidiócesis Valentina, además de profesor de la Facultad de Teología de Valencia " San Vicente Ferrer ".
Otro aspecto falseado es la presentación del medievo como una época de sociedades endogámicas, aisladas y con escasas o nulas relaciones entre comunidades mediterráneas o con el resto de pueblos ibéricos.
Nada más lejos de la realidad esta afirmación, que hoy día muchas instituciones públicas y privadas deberían tomar como ejemplo de verdadera globalización.
El intercambio comercial y artístico-cultural fue una constante en crecimiento que dio paso a una incipiente globalización; como fue el caso de los azulejos elaborados en Manises-Valencia que pavimentaban los suelos de las ciudades de Roma y Nápoles, hecho que se vio fortalecido con la unificación administrativo, pero no cultural o artística, de la coronas de Sicilia, Nápoles y Aragón bajo Alfonso V el Magnánimo a partir del 23 de febrero de 1443.
Con estos ejemplos y otros relativos a intercambios de cantantes, escultores, pintores y escritores, fundamentalmente de textos sagrados, y por encima de todo la labor cohesionadora de los monjes y frailes, benedictinos, cistercienses, cartujos como en Calabria o dominicos que con el mensaje de hermandad en Cristo, y sólo por él, crearon un efecto real de hermandad, la Cristiandad, en el Mare Nostrum o Mediterráneo.