Sin reformas desde Cuba
Ana Abril Ámez
Se cierra la ventana reformista de mercado cubana. Marino Murillo, ministro de economía en Cuba, declara que “no se puede hablar de reformas. Nosotros estamos estudiando una actualización del modelo cubano” durante la celebración de la primera sesión del Parlamento cubano. Se antepone las categorías económicas del socialismo, no el mercado. Por lo tanto, renuncien a poder escuchar “propiedad privada” o “descentralización”; son términos casi vetados en la isla. El Estado de Raúl Castro continúa controlando el 90% de la actividad económica y la denuncia de la población a este tipo de actuación es constante. Es una realidad y la gran problemática del régimen, ya que muchas personas viven desilusionadas por falta de estímulo laboral y por la ineficiencia productiva que origina esta situación. La clarividencia ficticia de las soluciones es característica propia de la opacidad de las palabras del presidente del Consejo de Estado de Cuba, que pretende remediar el embrollo concediendo reducidas hectáreas de tierras o licencias a barberías, peluquerías o taxis a particulares. ¿Se pretende de esta forma aligerar el monopolio de la propiedad estatal? No se sabe.
La Iglesia asegura que la polémica no es una dicotomía entre capitalismo y socialismo, sino en lo que funciona o no. Cada vez son más constantes los gritos que alza la sociedad cubana en reclamo de modificaciones en la línea política y económica cubana. La Iglesia está pluriempleada, entre la excarcelación de los 52 presos políticos y la denuncia constante a favor de las libertades individuales y colectivas.
No creo que nadie recuerde la abolición del “timbiriche”, pequeño negocio privado en Cuba, pero Fidel Castro lo condenó por considerarlo una ofensiva revolucionaria, a excepción del año 1993, cuando se levantó la mano como efecto irremediable de la crisis económica que acuciaba al país, consecuencia directa de la caída del bloque soviético y la agudización del embargo estadounidense. Castro permitió el trabajo privado en 115 oficios, como mecánicos, albañiles, obreros, barberos y plomeros. Se creyó que se iniciaba un proceso de cierta liberación, pero la inocencia es un rasgo indudable en Cuba y las autoridades años después endurecieron los controles y se llegaron a congelar la concesión de licencias.
El proceso se repite. Las medidas son las mismas y las soluciones más de lo mismo.
Mientras tanto, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Parlamento de Cuba, ha ratificado una serie de alteraciones de la Ley de la División Político Administrativa de 1976, entre las cuales se incorporan dos nuevas provincias en el país cubano, Mayabeque y Artemisa, ubicadas principalmente en el territorio que abarca La Habana.