Sobre la campaña Majestad no firme
Francisco Javier Sarmiento Hernández. Después del fracaso de la campaña "Majestad No Firme" que ha logrado obtener en España, la nada despreciable cifra de 63.800 peticiones para que el monarca borbón no sancionara la nueva ley genocida del Aborto, y tras comprobar la sensación agridulce que sienten a día de hoy algunos de sus muchos firmantes (y dado que yo también fui uno de ellos) me es preciso hacer ahora algunas acotaciones a todos estos, y otros, sentimientos que tengo, sobretodo tras haber leído el correo de agradecimiento que muy gentilmente, sus organizadores, están enviando a todos los firmantes:
Primero.- Con respecto a la "sensación agridulce" que en su escrito dice producirles el sufrimiento que espera a partir de ahora a todas las mujeres que aborten por mor de este nuevo supuesto "derecho", tengo que decirles que no no puedo compartir con ellos esa sensación de malestar, debido principalmente al hecho de que considero necesario admitir como puerta de la sanación sentir sufrimiento por todos los pecados cometidos, algo que antes todos conocíamos con la expresión "sentir remordimientos de conciencia" (y que ahora la pseudociencia ha bautizado eufemísticamente con el nombre de "síndrome post-aborto"). En mi tierra a ésto se le llama de toda la vida, simplemente: "sentir dolor por los pecados cometidos". Y naturalemente, el dolor que han de sentir por tan grande crimen habría de ser en justicia, al menos, proporcional a la magnitud del mismo.
Porque sin dolor de los pecados resulta imposible obtener el necesario y deseable "propósito de la enmienda" que conduce luego a la reconciliación, y aunque solo fuera por ésto, ¡Bendito sea siempre ese dulce dolor de los pecados!.
Segundo.- Para mi no ha sido una sensación agridulce comprobar que el monarca haya estampado su firma en una ley como ésta, porque ya la estampó (y se quedó tan tranquilo) en la anterior de 1985 que ha generado hasta la fecha el impune asesinato de mas de un millón de niños no nacidos. De un aprendiz de Rey Herodes (perdone Vd. señor monarca, pero no se me ocurre otro adjetivo mas benigno..) como éste no podía esperarme otra cosa.
Si firmé la carta fue solo para tocarle las narices a Su Majestad con mi firma, no para pretender por mi acción, llegara tocar su moral.
Tercero.- Y ya por último, con respecto a la supuesta "regeneración moral" democrática que se espera de nuestra sociedad por mor de mayorías que han de poblar las calles, y que Vds. ya ven casi en sus inicios tras las grandes movilizaciones que felizmente hemos podido ver todos, alentadas por el rechazo a nueva ley criminal de su satánica majestad Aído, permítanme, sinembargo, que mantenga en el interior de mi pensamiento algunas serias dudas al respecto. Durante los ocho años del gobierno de Aznar, periodo en el que aumentó estrepitosamente el número de abortos en España, esa misma sociedad que hoy sale felizmente y de forma masiva a las calles de todas nuestras ciudades, ayer mismo permaneció muy tranquila en sus casas aunque el número de abortos en España siguiera creciendo minuto a minuto, a un ritmo tan estremecedor que llegara incluso a superar las cifras estadísticas registradas en la suma de todos los años pretéritos. Mi duda al respecto se basa en esta pregunta: ¿No sería, quizás... y es solo una malsana suposición, que muchos de ellos/as pensaran por aquellos entonces, que encontrándose en el gobierno de España los señores del Partido Popular podrían seguir sintiéndose muy cómodos por tener a un gobierno de su "color político" en la Moncloa, aunque el número de abortos en España, como ya he dicho, iba de escándalo en escándalo?. Con el agravante además, para mas inrri, de que muchos de sus alcaldes peperos, también contribuían a este infame holocausto, repartiendo gratuitamente la famosa píldora abortiva con el dinero público de todos nosotros, desde los quizás aún todavía no denominados centros eugenésicos de "salud reproductiva" creados en sus propios Ayuntamientos.
La cuestión del aborto (en realidad, el asesinato impune de niños o también nuevo holocausto de ideas feministas) no es una cuestión de simples números, ni de mayorías democráticas en las calles.
Aunque solo quedara un solo hombre, o una sola mujer, en el mundo en contra de este nuevo holocausto bárbaro, y el resto de la sociedad lo viera ya con buenos ojos, el aborto seguiría siendo el mismo crimen infame que siempre ha sido.
EL ABORTO ES VIOLENCIA CONTRA LOS MAS INDEFENSOS
¿EL ABORTO ES QUIZÁS TAMBIÉN UNA NUEVA FORMA DE VIOLENCIA "DE GÉNERO"?
Así, mientras se siga diciendo que el aborto es un "derecho" de las mujeres, yo me empeñaré en preguntarme todavía, parafraseando a Teresa de Calcuta, ¿quién tendrá la fuerza moral de poder condenar con energía y aplomo cualquier otro tipo de delitos igual de horribles?.
Son muchas las preguntas que me vienen a la mente, después de los hechos ocurridos recientemente.