Sor Patrocinio y la Virgen del Olvido
Javier Paredes
Hace poco más de 30 años que me encontré por primera vez con una referencia de Sor Patrocinio, cuyo bicentenario estamos celebrando este año, ya que nació el 27 de abril de 1811. Trabajaba entonces en mi tesis de Historia Contemporánea de España. Concretamente investigaba a uno de los personajes más importantes del partido progresista, como fue Pascual Madoz. Este hombre, que justificó desde su escaño en el Congreso de los Diputados las matanzas de los frailes, en los años 834 y 1835, y fue el autor de la desamortización de 1855, colocó al principio de uno de los libros que escribió la siguiente frase: “El siglo XIX, que es el siglo de las luces es incompatible con la existencia de los conventos”.
Esta era la línea de pensamiento del partido progresista de durante el reinado de Isabel II, entre cuyos dirigentes se encontraba además de Madoz, Salustiano Olózaga y los generales Espartero y Prim. Como historiador me pareció entonces bastante sorprendente, y mucho más me lo parece hoy, que se culpara a una monja de clausura, como era la madre Patrocinio de las desgracias de España. Es más, que la culparan y la castigaran injustamente con destierros y expatriaciones. Y aunque era evidente para mí que los políticos del siglo XIX habían encontrado en sor Patrocinio el pretexto sobre el que descargar sus propios errores, no me dejó de sorprender que la mayoría de mis colegas de Historia Contemporánea siguieran y sigan repitiendo mismos tópicos y las mismas mentiras de hace más de 150 años. Hubo excepciones honrosas sin duda, entre las que debo destacar a Pedro Voltes, catedrático entonces de Barcelona, que publicó un libro riguroso y documentado sobre sor Patrocinio.
Pero lo habitual era permanecer en el juicio sectario del siglo XIX de modo que admitiendo como todos admitían que Olózaga, utilizando la fuerza armada que tenía a su órdenes por razón de su cargo político, había raptado a sor Patrocinio de su convento de clausura, porque la guapísima monja no se quería casara con él, el juicio que emitían sobre uno y otra era que Olózaga era un apersona cuerda y sor Patricinio una loca. Por todas estas razones de auténtica justicia histórica hacia quien considero uno de los principales personajes del siglo XIX, recomiendo esta biografía de Sor Patrocinio, publicada por la editorial Homo Legens, escrita por su secretaria, sor María Isabel de Jesús. La lectura de este libro, además de poner de manifiesto una vez más que la realidad es mucho más interesante que la ficción, muestra la grandeza de su protagonista, una mujer excepcional y una de las grandes fundadoras y reformadoras de España de todos los tiempos.
El siglo XIX fue algo más que el desarrollo de la ideología liberal-progresista que arrojó a una buena parte de la sociedad al fango del materialismo y del odio entre las clases sociales. Eso fue lo que algunos trataron de imponer a fuerza de sangre. Primero fue la guillotina de la Revolución Francesa, a la que siguieron en Europa los ciclos revolucionarios de 1820, 1830, 1848... Es verdad que el siglo XIX fue algo más, porque en medio de tanto sufrimiento se dejó notar la mano maternal de la Virgen María, manifestaciones que por supuesto son tan objeto de la historia como todo lo anterior.
En efecto, como es su momento señalara Pío XII nuestra Edad Contemporánea puede denominarse con toda justicia la “Era de María”, que comienza con las primeras manifestaciones extraordinarias de la Virgen en los invadidos Estados Pontificios por Napoleón, como magistralmente ha descrito Vittorio Messori en un admirable libro titulado Los ojos de María. Y a las revoluciones parisinas de 1830 le precede la primera aparición mariana moderna de la Santísima Virgen en la Rue du Bac. Allí a una novicia, Catalina Labouré, se le apareció la Virgen para recomendarle como remedio de nuestros males la devoción de la Medalla Milagrosa. Y se suele citar como continuación de la Rue du Bac, lo sucedido en la Salette, Lourdes, Fátima. Pienso que en esa relación son todas las que están, pero no están todas las que han sido.
Justo un año después de las apariciones de París tuvo lugar en Madrid una aparición de la Virgen, que en su momento fue reconocida por el Papa Gregorio XVI. En este caso también fue a una novicia jovencísima, Sor Patrocinio, que con el tiempo se convertiría en una de las grandes fundadoras de España, pues a lo largo de su vida estableció y reformó un total de 19 conventos, en muchos de los cuales añadía un colegio para niñas pobres.
La secretaria y biógrafa de Sor Patrocinio, sor María Isabel de Jesús, con toda sencillez, nos cuenta que el 13 de agosto de 1831 estando sor Patrocinio en el coro con toda la comunidad, entró en éxtasis desde las cinco a las seis de la tarde. Se le apareció la Virgen, le dejó una imagen y le dijo: “A tu solicitud y cuidado dejo el culto y la veneración de esta sagrada imagen mía con el título de Olvido, Triunfo y Misericordias. Ella será la consoladora del mundo y todo afligido encontrará en mí por la mediación de esta imagen, el consuelo. Al alma que rendida a sus pies me pidiese alguna cosa, jamás se la negará mi amor. Será el consuelo del mundo y la alegría de la Iglesia Católica y, por su medio, mi Hijo y yo recibiremos culto. Tú, hija mía, alcanzarás la victoria del poder de Satanás, y tu comunidad perfección en servirme”.
Esa imagen se conserva actualmente a la veneración pública en la iglesia del convento de clausura de las Concepcionistas Franciscanas de Guadalajara (949 225 865), que ya han repartido miles de copias de esa imagen a cuantos veneramos en nuestros hogares a Nuestra Señora, bajo la advocación de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias.
Sor María Isabel de Jesús. Sor Patrocinio. Madrid 2008. Homolegens. 719 págs.