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Diario YA


 

decisión del Partido Popular de no hablar del asunto Faisán en la campaña electoral

Sospechoso cambio de actitud del PP en el caso Faisán

La Lupa del YA. La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha dicho que no considera que en los hechos que se imputan a Víctor García-Hidalgo, exdirector general de la Policía, Enrique Pamies, jefe superior de Policía del País Vasco, y el inspector José María Ballesteros, los procesados en el caso Faisán, no se da la "adhesión ideológica" ni la "intención específica de favorecer y beneficiar las actividades y finalidades" de ETA, de manera que no pueden ser considerados como un delito de colaboración con organización terrorista, sino de revelación de secretos.

Por ello, solicita sacar el caso de la Audiencia Nacional. Según la Fiscalía  la revelación de secretos "castiga al funcionario público que revele informaciones de las que tenga conocimiento por razón de su cargo y que no deban ser divulgadas con grave daño para la causa pública".

En línea con los argumentos expuestos por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, la Fiscalía concluye que la competencia de la Audiencia Nacional "se limita a los delitos de terrorismo" por lo que pide que un juzgado de Irún finalice la investigación y resuelva sobre el caso del chivatazo a la banda terrorista ETA que se produjo el 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán de Irún (Guipúzcoa).
Esto no debería sorprender demasiado, sabiendo que en España el ministerio fiscal es un organismo totalmente jerarquizado, dependiente del Fiscal General del Estado y, en último extremo, del Ministro de Justicia y del Gobierno, porque ambos son designados por el presidente del Ejecutivo. Del mismo modo que los magistrados del Tribunal Constitucional lo son por los grandes partidos parlamentarios. Lo cual imposibilita la independencia de la Justicia en España, que se podrá hacer la tonta pero no es ciega.
Que no haber afinidad ideológica excluya la colaboración con banda armada no parece, a priori, un argumento de peso. Pues en virtud de este criterio, desde mi ingenuidad jurídica pero no lógica, que un ateo pasara información, vendiera armas o blanqueara dinero a favor de la organización paramilitar yihadista Al Qaeda tampoco lo sería.

Más sorprende, sin embargo la decisión del Partido Popular de no hablar del asunto Faisán en la campaña electoral, como confirmó su vicesecretario de comunicación, Esteban González Pons, durante la presentación de www.rajoy.es, la nueva web concebida por el Partido Popular y en concreto, por el gabinete del candidato, formado Jorge Moragas y Alfonso de Senillosa, con vistas a una novedosa campaña “on line”.
Según González Pons, ahora resulta que el Partido Popular sólo tiene un tema para su campaña que es la creación de empleo. Ciertamente es un tema muy importante, pero no es el único en una España que necesita urgentemente una profunda regeneración integral. Sin ir más lejos, a cualquiera le vienen a la cabeza otras cuestiones como la inmigración ilegal, una necesaria reforma de la ley electoral, la reforma del sistema autonómico y del pozo sin fondo que supone para las arcas del estado, la defensa nacional, la competitividad de nuestra economía, nuestra desastrosa política internacional, la legislación sobre el aborto, la unidad de la seguridad social, la reforma educativa, la reforma de la financiación de la sanidad pública, la financiación pública de partidos y sindicatos, la seguridad del sistema de pensiones y mejora de aquéllas de miseria y hambre, el terrorismo de una ETA que siempre se está acabando, pero nunca se termina o la corrupción generalizada, donde posiblemente esté el “quid” de toda la cuestión.
Quizá esto, la corrupción generalizada, sea  lo que ha hecho que, a falta de tres días para el fin de la legislatura y en su teórica última rueda de prensa como portavoz del grupo parlamentario popular, Soraya Sáenz de Santamaría haya puesto punto final a uno de los asuntos que más ha centrado la actividad parlamentaria del Partido Popular. Recordemos por ejemplo el sonado rifirrafe entre Rubalcaba y Gil Lázaro en la sesión de control al Gobierno del 23 de marzo, donde éste preguntó al vicepresidente quién es el "máximo responsable político" -que no penal- del chivatazo, y le acusó de "creer que todo vale en el ejercicio del poder", llegando a afirmar que "Sobre usted recae la culpa del chivatazo", a lo que, falto de argumentos serios, Rubalcaba recurrió a la ironía barata y respondiendo "¿Qué haría usted sin mí los miércoles?" y "Como la canción de Amaral, sin ti no soy nada"… ¿Va a resultar ahora que la actuación de Gil Lázaro en representación del Partido Popular a lo largo de tantos meses no ha sido otra cosa que un hacer que hacemos, una cortina de humo o una astracanada gratuita?
¿Puede ser este tan súbito como sospechoso cambio de actitud de los populares un apaño entre el PP Y el PSOE donde una mano lave a la otra, en un hipotético pacto de silencio y cese de acusaciones entre los protagonistas de los casos Faisán y Gürtel? A falta de una explicación mejor, bien pudiera ser ésta legítima. Y mientras todo siga así, mientras la política y la justicia no cambien, los españoles vamos a seguir desconfiando de nuestras Instituciones y España no va a salir del agujero. Será digno de verse en qué acaba esta chirigota de socios listos, traición a España, soplos y amoríos con ETA y detrás todo, posiblemente, lo más importante: los intereses financieros de unos y otros. Pero no deja de ser triste que, para una señal de cultura que dan nuestros políticos, piensen en Jacinto Benavente y en la última escena de Los intereses creados: “Para salir adelante con todo, mejor que crea