Super 8, homenaje a Spielberg
José María Caparrós
Sin duda, Steven Spielberg sigue siendo el rey Midas de Hollywood. Su nueva producción cinematográfica -tras diversas series televisivas tan populares como The Pacific (2010), casi un remake de su magistral Salvar al soldado Ryan- ha vuelto a arrasar en la taquilla mundial.
Tras las comerciales Valor de ley (2010), de los hermanos Coen, y Cowboys & Aliens (2011), donde combina el western con la ciencia-ficción, ha producido un nuevo film-espectáculo para el público adolescente y los buenos aficionados, cinéfilos incluidos. Porque Super 8 es una película espléndida, que dirige un discípulo suyo -J. J. Abrams-, que hace “soñar despierto” a los espectadores de ayer y hoy.
En efecto, estamos ante un blockbuster de categoría artística, que muestra la influencia de ese genio llamado Spielberg. A pesar de haber pasado los 40 años, el neoyorquino Abrams -director de Perdidos- afina en los sentimientos universales de la infancia y captura el espíritu de una época, de forma que la audiencia se siente nostálgica, pero nunca manipulada emocionalmente.
Rememorando el cine juvenil de los ochenta -desde The Goonies a E.T., o el mismo Jurassic Park y Encuentros en la Tercera Fase-, el discípulo homenajea al maestro. Con las trepidantes aventuras de unos chicos tan habituales en el cine de Steven Spielberg, se evoca los inicios de este maestro de Hollywood, que comenzó su infancia realizando películas en formato súper 8.
Con unos efectos especiales de primer orden, magistralmente interpretada y plena de valores humanos, Super 8 está batiendo récords aquí y allende las fronteras. No nos extrañaría que también se llevara los principales Oscar de la vieja Meca del Cine.