Sánchez se inclina por la demagogia, en su primer error táctico
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Miguel Massanet Bosch. Si alguien se hubiera imaginado que este profesor universitario de semblante agradable, culto y políglota iba a llevar al PSOE por la senda de la social democracia, potenciando la vuelta de su partido a lo que fueron los gobiernos de Felipe Gonzáles, sin duda estaba equivocado. No ha tardado, el nuevo Secretario General del PSOE, en dejar claro el camino que pensaba seguir y sus deseos de llegar a la parte más radical de las izquierdas, al tomar la decisión de que, sus representantes en el Pleno del Parlamento Europeo, votaran en contra de la elección del candidato del PP, Jean Claude Junker para el cargo de presidente de la Comisión de la Unión Europea. Conviene recordar que el Partido Socialista se había comprometido por escrito a votar al candidato del PP europeo, señor Junker, a cambio de conseguir otros cargos importantes. Puede que Pedro Sánchez haya querido hacer un guiño a los votantes más radicales de su partido y confirmar lo que ya ha venido haciendo durante toda su campaña: que su objetivo es darle un cambiazo a su partido para derrocar al señor Rajoy a la señora Merkel y, en general, a la derecha europea a la que culpa de la crisis por la que ha pasado la UE.
El hecho es que, el nuevo Secretario General del PSOE, se ha estrenado votando en Europa junto a IU, Podemos, ERC, Comprimís y los euro escépticos, de modo que, tanto la Social Democracia como los Liberales europeos, que se habían comprometido a votar a Junker, han tenido deserciones que han votado en contra. En total han sido 28 los que han roto la disciplina de voto, entre ellos el PSOE español, seguramente por resultarles incómodo apoyar al candidato de la derecha ante sus votantes más izquierdistas, con lo que han contribuido a engrosar el número de euro escépticos que, por otros motivos, quieren dinamitar desde dentro a la propia UE.
Como siempre, la cortesía de la derecha, las buenas maneras y su inveterada idea de que sus oponentes de izquierdas van a jugar limpio, se mantendrán dentro de las reglas democráticas y, como inocentemente les ha pedido la señora Cospedal, van a colaborar con el Gobierno en temas de interés nacional; les ha llevado a escenificar, lo mismo que la Casa Real, con sendas felicitaciones y deseos de buena suerte al nuevo Secretario del PSOE, la apariencia de que, con este refuerzo el PSOE va a seguir la línea que le imprimió Felipe González, que fue quebrantada por Rodríguez Zapatero y sostenida a medias por Pérez Rubalcaba, pero que, a la vista de lo que piensa el que ha venido a sucederles, muy difícilmente se va conservar, a partir de ahora. Mucho nos tememos y en ello hemos abundado en otras ocasiones, que, de alguna forma, se van a establecer lazos, más o menos institucionalizados, entre los distintos partidos de la izquierda, en orden a derrotar a una derecha que, a fuer de sinceros, parece que está en Babia y no se entera de que, cada día que pasa, la situación de España se vuelve más complicada, con una parte de ella que aspira a independizarse y otra que intenta hacerla regresar a los tiempos del Frente Popular.
Por si fuera poco, el señor Pedro Sánchez no parece que quiera esconder lo que piensa de la Iglesia, especialmente de la católica, a la que parece que está dispuesto a hacerle la vida imposible, empezando por intentar romper el concordato con la Santa Sede. Está decidido a acabar con “todos los privilegios” de los que goza la Iglesia; promulgar una nueva “ley de libertad religiosa” para que esta libertad sólo se ejerza en el ámbito privado ( puede que a algunos les recuerde cuando los católicos tenían que esconderse en sus casas con los capellanes para celebrar misas y comulgar, siempre pendientes de que los matones sindicales o los esbirros comunistas pudieran sorprenderlos lo que, en la mayoría de los casos, significaba acabar en la cuneta con dos tiros en la cabeza). Parece que don Pedro, aunque sea un universitario, no está muy ducho en lo que dispone nuestra Constitución respecto a que nuestro Estado es laico y no, como parece pretender dar a entender este señor, “laicista” lo que puede considerarse como si estuviera en manos del gobierno acabar con la Iglesia (no sabemos si, como parece querer indicar, sólo con la católica o es que va a prohibir el culto público de cualquier religión en el territorio nacional).
Es obvio que el que la Constitución diga que el Estado español será laico, implica que ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal, pero que podrán actuar con plena independencia mientras no vayan en contra de la ley y, otra muy distinta, es que el Estado pretenda quitarle derechos y atribuciones a una determinada confesión religiosa sólo porque sus propuestas, su doctrina y sus fundamentos no coincidan con la doctrina del partido en el gobierno. Claro que, el señor Pedro Sánchez, ya da la pieza por cazada y se olvida que tiene todavía mucho que correr para alcanzar la meta que, en todo caso, no parece que alcanzarla bastara para poder gobernar en solitario; lo que nos lleva a una nueva reflexión: ¿Habrá bastado toda esta parafernalia organizada por los socialistas en torno a esta elección de Secretario General para convencer a un electorado desengañado por los siete años de gobierno del señor Rodríguez Zapatero ¿, ¿El semblante joven de este nuevo Secretario General será suficiente para que, los más de 4 millones de desempleados que dejaron los socialistas, cuando abandonaron el gobierno, se olviden de quién fue el responsable de ello?
Queda pendiente saber lo que pensarán los socialistas, que los hay y muchos, que no son partidarios de disputar los votos a la izquierda radical, que desean un gobierno moderado de izquierdas; que son defensores de mantener la estabilidad del país y, muchos de ellos, católicos practicantes, cuando escuchan a su nuevo líder adoptar posturas tan radicales respecto a temas tan complicados y que pueden traer consecuencias poco gratas para nuestro país, como es el enfrentarse innecesariamente y contraviniendo un acuerdo previo, con quienes van a ser los que dirigirán, a partir de ahora, el funcionamiento de la UE. Es posible que sea la propia Susana Diaz la que acabe por sorprenderse. Quizá pensara que apoyando a este señor, tan aparentemente pacífico y manejable, se haya equivocado y, cuando se quiera dar cuenta, se encuentre que le come el terreno y que, como Bruto hizo con Julio César, la aparta de su camino cuando ella pretenda ( todo lo hace prever así) aspirar a ocupar el cargo del señor Rajoy.
Mal comienzo. España no necesita a unos señores que, para conseguir sus fines partidistas, para asegurarse unos votos de extremistas y para intentar hacerse con el poder no midan sus pasos, no cumplan con los compromisos adquiridos por quienes los precedieron y no se preocupen por el bienestar de todos los españoles. El peligro al que nos deberemos enfrentar es que ahora, cuando se empiezan a notar los efectos de la política de recortes que se vio obligado a aplicar el Gobierno, por culpa de aquellos que están empeñados en subvertir el orden, en aplicar políticas demagógicas pero que no tienen posibilidades de ayudar a España a solucionar sus problemas más imperativos; aparezcan de nuevo los iluminados, los Pablo iglesias, Cayo Lara y el señor Pedro Sánchez que, valiéndose del descontento de una parte de los españoles pretendan, mediante engaños, señuelos y falsas promesas, torcer el rumbo que nos lleva hacia una recuperación; para retroceder en todo lo conseguido y regresar a lo que fueron los principios de la crisis. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos, intranquilos, como unos pocos pretenden llevarnos al caos.