TAPAS VS. VELÁZQUEZ
Jorge Llopis Planas. Ir de museos como que no nos gusta a los españoles. Reconozco que soy el primero que cuando voy de forma espontánea y natural, no de manera planificada y organizada, y me encuentro con colas o restricciones de cupo, me echa para atrás. Pero esto es otro asunto.
Nuestras capitales se han convertido en auténticas Mecas del turismo. Madrid, Barcelona, Palma, Valencia, Córdoba, Santiago…Da igual. España está de moda, le pese a quien le pese. El Ministerio de Turismo (y de energía y de industria) hace su trabajo. Las concejalías de estas áreas también. A los filo comunistas les parece que el turismo es un vestigio del pasado. Una lacra inventada por Manuel Fraga y el Opus tecnócrata. Vamos, que el turismo significa franquismo. Tal vez por eso la Jefa de Prensa meona de la Colau, deje su rastro por ciudades europeas como una perra que marca su territorio con sus fluidos. Mi consejo es que también lo intente en Teherán. Tal vez los progres crean que el dinero que dejan los turistas es malo. Tal vez teman un revival del Landismo ( aquel de las suecas) y que sus huestes no estén a la altura de las circunstancias porque el españolito medio no tiene ni papa de inglés. Vete tu a saber…
Sin estadísticas y únicamente a través del medio de medios (la tele), cuando emiten los descafeinados informativos estivales y se centran en el turismo y se plantea al guiri la pregunta “¿Y usted porqué ha elegido Madrid (o Barcelona o la que sea) para sus vacaciones?”, la respuesta es unánime: Tapas y cultura entre los extranjeros y Shopping y comida entre los turistas patrios. De estos últimos hablamos en otro momento. Yo tengo una amiga de Palma que cuando viene a Madrid como turista, se va a la Gran Vía de Shopping a las mismas tiendas que tiene en el Paseo del Borne, pero vete a saber si lo que compra aquí no se atrevería a comprarlo allá. ¿Y la Cultura? El turismo español consume otra cultura, la que ofrece esta Neo Brodway que es la Gran Vía: Musicales y más musicales. Y eso está muy bien, no crean que me meto con ello. También son ingresos y prosperidad pese a quien pese.
El turista de fuera, el Guiri (recuerden que nosotros somos guiris en Londres o NY) apela a la “Cultura” y a la gastronomía como motivos indiscutibles para visitar nuestro país. ¿La gastronomía no es cultura?, hombre, eso es indudable. De hecho si vemos las campañas promocionales turísticas de las diferentes CCAA lo que más se destaca (o coinciden) es lo que puedes comer a la luz de las velas de norte a sur y de este a oeste del país y de refilón los mismos monumentos que ya promocionaban Fraga y sus muchachos. Pero la “cultura” a la que ellos se refieren son los museos y antes monumentos.
Cuando nos visitan y visitamos nosotros, incluimos en nuestra agenda de viaje la obligada visita a la pinacoteca o museo entre museos, ya sea el Prado, el MOMA, el British Museum o el Hermitage (estos están especializados en Expolio, aunque el primero eufemísticamente lo llame “Elginismo” por la intensa labor del conde de Elgin al llevarse la mitad del Parthenon y los segundos “botín de guerra”) o el Louvre, que tampoco se quedó manco en las actividades anteriores.
Es un rito. Se tiene que ir por narices para que luego en casa digan (digamos) que han visitado el museo en cuestión. Incluso cuando a veces el arte no es precisamente sea una de nuestras aficiones,. Pero ir, se ha de ir.
Luego cuando llegan y ven que no se puede acceder ya sea porque las colas son como aquellas del racionamiento de postguerra (nuestra y de ellos) y la entrada es un “palo” que descuadra el presupuesto, al final acaban comiendo en el McDonald’s (igual que en su casa). Pero a veces, la búsqueda ansiada de cultura, les (nos) lleva a descubrir “pequeñas joyas” fuera de las guías convencionales.
Muchas veces se llega a ellos por casualidad, otras veces alguien lo recomienda, pero la verdad es que en mi caso han sido los que he encontrado por azar, callejeando, sin pretenderlo. El museo de marionetas de Lisboa, la fundación Muscha de Praga, el museo Matisse de Niza, la casa museo Torrens Lladó en Palma, el museo de documentales de la Luce en Roma…Joyitas. En Madrid que les voy a contar y Barcelona, por lo menos la que yo viví, tampoco era moco de pavo.
Son museos propios. Muy de la ciudad. Alejados o desconocidos. Son museos que incluso parece que quieran pasar desapercibidos, alejados del turista y sin merchandising. Son nuestros museos. Sus museos. Algunos son muy rancios como el museo del Comunismo de Praga, otros más creativos como el museo – galería- casa- lo que sea, de Antonio López en Cuenca.
Tal vez estamos perdiendo la oportunidad o tal vez estamos ante ella, de poder poner en marcha nuevas iniciativas expositivas. Aquellas que muestren realmente como somos o que fuimos a través de las pequeñas obras de arte que poseían nuestros mayores. No hace falta que sean grandes colecciones de grandes nombres y títulos, y será porque no hay espacios públicos vacíos que pretenden venderse.
Coleccionistas los ha habido siempre y algunos han sido y son curiosos ¿Recuerdan al famoso negro de Olot del museo Darder?. Es el típico museo creado a partir de lo que se conoce en historia como Gabinete de Curiosidades.
¿Estamos malvendiendo o despreciando aquello que verdaderamente nos ha identificado? ¿Acaso no cuentan los interesantísimos recuerdos y objetos que recopiló el primer embajador español en el Japón Meiji? ¿Tal vez nos avergonzamos de nuestra industria motociclistica?.Hace unos días me enseñaron una colección de daguerrotipos y fotografías antiguas de un señor gallego con familia en toda América ¡Que lujo!, y los bisnietos no saben donde llevarla y van a terminar en un container. Son sólo ejemplos.
Como decía antes creo que estamos ante una gran oportunidad. La de poder conocernos y reconocernos a nosotros mismos, dejando la gilipoyez del políticamente correcto o incorrecto a un lado en algunas ocasiones (el caso del negro de Olot es uno de ellos ¿O acaso en el British no tienen decenas de momias?).
Hace falta cierta voluntad y por supuesto visión de futuro. Los museos generan empleo (conservadores, restauradores, interpretes de patrimonio, celadores, catalogadores, etc.) y por supuesto generan ingresos. ¿Más museos?. Si claro. Hay edificios públicos en desuso que pueden acoger colecciones privadas que se están perdiendo irremediablemente. Y lo digo porque cada semana veo objetos que deberían estar en museos y que si así fiera los propietarios estarían encantados de cederlos y no tener que malvenderlos o tirarlos a la basura.
A lo mejor así tendremos una buena ocasión de disfrutar ya sea individualmente, con nuestros hijos o amigos, asombrarnos y volver a sentir curiosidad o simplemente poder decir “Yo lo he visto”. Y eso ni está en Internet ni en la tablet que la parió.
Jorge Llopis Planas
Perito Tasador y Judicial de Arte y Antigüedades
Presidente de CEPTAPA
http://www.arstasante.com