Tendencia al balance
En el último suspiro del año que nos deja, tenemos la costumbre, inducida, a detenernos y mirar hacia los días y meses que han compuesto el curso actual. Toda revisión lleva consigo una soledad y una esperanza. La primera está relacionada con una dimensión nostálgica, mientras que la segunda tiene un componente de dinamismo personal, incardinado en el futuro inmediato.
La dimensión revisionista del hombre actual tiene como eje la externalización y la delegación de responsabilidades, no digamos culpa, ante lo negativo, lo erróneo o lo fallido que se haya vivido. La inmadurez del hombre actual, tecnócrata, pseudohumanista y consumista, lo incapacita para situarse en el centro de su conciencia y realizar un análisis profundo, serio y comprometido con sus propias actuaciones y toma de decisiones. La vida ordinaria del ser de nuestro tiempo y entorno está cuajada de extensiones, prótesis y robótica múltiple que le balizan y acomodan su existencia. De igual manera, esta delegación de funciones, lo desensibiliza a la hora de centrar su balance existencial, confundiéndose en una simbiosis: hombre-tecnología-dinero.
El balance que nos inducen a realizar los medios nos situarán en noticias luctuosas, injustas, anecdóticas o lejanas, en ningún caso retomarán lo común y cotidiano que nos hace cometer fallos y errores en la convivencia que por otra parte nunca serán noticia y no interesan revisar: sensación de inseguridad ciudadana, aumento peligroso del paro, disgregación y separación de la nación española, incremento del consumo de drogas o pederastia, escándalos varios del sistema judicial, proliferación de ladrones de guante blanco, o mafias multicéfalas.
El balance anual de los medios, no debería coincidir con el balance existencial del ser. Las noticias no son idénticas a las vivencias, a las percepciones, a los pensamientos, sentimientos e interacciones de los sujetos que componen una sociedad. Las noticias que difundirán estos últimos días del año engañarán nuestro propio balance, bien alejado de la realidad periodística. Algunas noticias que resaltarán el balance serán más destacadas que otras, según intereses particulares, no generales. Se hablará de las ene medallas bien ganadas de Rafa Nadal, se hablará del número de víctimas del accidente aéreo de Barajas, y de las responsabilidades “patata caliente” que devinieron con el accidente. También se hablará de la llegada invisible, pero sentida de la crisis, junto con la sentencia del Juez Tirado, o de la liberación de la Sra. Betancourt.
El balance existencial que deberíamos plantearnos discurriría por otro cauce, entre los farallones de nuestra propia personalidad y contexto. El balance personal está incardinado en lo social, en lo grupal, en el alojamiento de nuestro yo en el otro. Si nos detenemos individualmente en cada una de las anteriores noticias, nos convertimos en monstruos devoradores de imágenes y de estados de ánimo fluctuantes, según contenido periodístico. Es tiempo de brindar por un futuro inmediato posible, porque si yo reflexiono sobre mi actuación en mi miscrosistema, estaré lanzándome al cambio del macrosismtema.
Algunas sugerencias de revisión que les propongo están muy relacionadas con el forraje informativo que nos van a cocinar. Responsabilidades en torno a la vida en todos sus tramos: aborto y eutanasia ¿cómo puedo yo actuar desde mi individualidad?, modelos educativos que ofrecemos a nuestros niños y jóvenes: ¿exponemos un modelo implícito y nos comportamos con otro explícito,,bien distinto?. No podemos pasmarnos boquiabiertos y reforzar al tenista famoso y a sus logros, mientras luego justificamos y alimentamos la pereza y anergia de nuestros jóvenes y niños. Hemos de ser honestos con nuestros pensamientos, y detener las neurosis exógenas que nos invaden. ¿Por qué tiene más impacto social un secuestro de una señora colombiana (no por procedencia, sino por cobertura política), frente a un secuestrado o asesinado por ETA?. Respecto a nuestros valores y principios, también hemos de detenernos y realizar un examen de conciencia: ¿asistimos impasibles a una sanción judicial impúdica, del juez Jurado, mientras una inocente yace en su tumba?.
El balance que nos servirán entre cotillones, cavas y brillantinas, será “Light”, como el hombre actual, dirigido por los príncipes televisivos, y versará sobre víctimas y su campo de carroña, y héroes y su fasto. Carecerán los mensajes de verdaderos contenidos de reflexión, de hitos sociales que han marcado y siguen marcando un tiempo y un espacio. No movilizan en sus balances, sólo nutren un inconsciente infantil y satisfacen un ego emocional que invade al hombre actual, olvidándose del ser racional que lo distingue.