The Artist
Víctor Alvarado
Para los que piensen que el cine mudo no tiene futuro, les recordamos que en los últimos años se han estrenado dos películas que han hecho sendos homenajes al cine de las primeras décadas del siglo XX, resultando muy valoradas tanto por la crítica como por el público, una de ellas fue la cinta de animación de la factoría Pixar, Wall-E(2008) y la otra ha sido The Artist (2011), que se ha convertido en una de la favoritas para los Globos de Oro y se postula como una de las grandes bazas para los Óscars.
La cinta es un homenaje al cine mudo, recordando en sus planteamientos a Cantando bajo la Lluvia de Stanley Donen; a El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder y, ligeramente, a La noche americana de François Truffaut.
Michel Hazanavicius, conocido por las parodias de espías OSS 117, tuvo dificultades para encontrar financiación. Finalmente, el productor, Thomas Langmann se atrevió con el proyecto. La creación y rodaje de la historia fue fácil para el cineasta.
Cuenta el declive de una estrella del cine mudo (George Valentin), que pierde su status con la llegada del sonoro, mientras que narra como Peppy Miller asciende de modo meteórico, aprovechando la oportunidad que éste le proporcionó casi por casualidad.
El reparto lo protagoniza Jean Dujardin, ganador del premio al mejor actor en el Festival de Cannes, cuyo personaje es un guiño o una mezcla entre Rodolfo Valentino y Douglas Fairbanks, superando, a nuestro juicio, los matices de estos “monstruos” de la meca del cine. Por otra parte, Bénérice Bejo es la protagonista femenina y mujer del director, y lo que podría haberse convertido en un lastre para el desarrollo del rodaje, nos parece acertadísimo, pues la actriz con su talento consigue trasladarnos a otra época y se ha convertido en mi “amor” platónico porque lo hace tan bien y su personaje aporta tantos valores, que es imposible no sentirse atraído por su encanto, consiguiendo captar toda la atención del espectador.
La película reflexiona sobre el ocaso de una gran estrella, que no sabe como asumir nuevos retos; que no acepta que otros le muevan la silla y se encuentra anclado en su glorioso pasado. Además, estamos ante una obra del celuloide que opta por ensalzar la amistad y la lealtad cuando se podría haber quedado en la anécdota, lo que la convierte en una joya romántica imprescindible para todos los públicos.
La apuesta ha sido arriesgada, sobre todo, en los tiempos que corren, pero merece la pena. La fotografía nos parece fabulosa y la banda sonora vital para dar ritmo a un largometraje perfectamente montado. Y es que podemos decir que The Artist sirve para completar el ramillete de obras maestras de la primera etapa del cine como fueron El nacimiento de una nación de Giffith, Acorazado Potemkin de Eisenstein, Metrópolis de Frizt Lang, el Maquinista de la general de Buster Keaton, Amanecer de Murnau o El chico de Charles Chaplin…
Por cierto, no deben perderse la escena en la que Bénérice Bejo se imagina un encuentro amoroso, abrazada a una chaqueta, algo que le da un toque casi mágico a la historia.