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Diario YA


 

Una película de David O. Rusell

The fighter

Víctor Alvarado

El no muy acertado David O. Russell [Tres reyes (1999)] se adentra en el mundo del boxeo, sacando lo mejor de los actores que le acompañan, que muestran todo su talento, lo que les ha llevado a varios de ellos a estar nominados a los Óscar.

Cuenta la historia de un prometedor boxeador que debe cargar con su problemática familia. Todo cambiará cuando el deportista supere el dilema de escuchar los consejos pugilísticos de su manager y toxicómano hermano o marcharse con un entrenador que les ofrezca ciertas garantías.

Como viene siendo habitual en las nominaciones a los Óscar de los últimos años, estamos ante el clásico largometraje que es más valorado por las interpretaciones que por la historia que cuenta. Mark Wahlberg resulta muy convincente, mientras que el camaleónico Christian Bale [Batman begins (2005) o El truco final (2006)], que representa a su hermanastro drogadicto, ha ganado el globo de oro y tiene todas la papeletas para llevarse el Óscar a mejor actor secundario, dadas las posibilidades de su personaje. Por otro lado, Tanto Melissa Leo [ganadora del Óscar por la excelente Frozen River (2008)] como Amy Adams muestran sus valiosas dotes artísticas y su versatilidad porque sus anteriores trabajos no tenían nada que ver con la obra en cuestión. Como dato curioso, Christian Bale declaró a Fotogramas que para él lo más importante en su vida es su hija por encima de todo lo demás, pero se tomó tan en serio su papel que fue sorprendido por su mujer hablando sólo, como lo hacía su personaje.

El cineasta cuenta sin demasiada brillantez las dificultades de un noble púgil por salir adelante y en la que la parásita familia aparece como un freno para sus aspiraciones. De todas formas, el autor ha pretendido que reflexionemos sobre el perdón dentro de la familia y el esfuerzo de una madre por sacar a su prole adelante a toda costa.

Finalmente, el estilo de narración recuerda a Ken Loach. La ambientación es sórdida en algunos momentos. Sin embargo, tiene sentido porque refleja la realidad de ese mundo que no es precisamente maravilloso con claros guiños a Rocky [John G. Avildsen (1976)] y no estando, desde luego, tan edulcorada como Marcado por el odio [Robert Wise (1956)].

También, nos ofrece un pequeño apartado que podríamos ubicar en denuncia social, donde se critica los estragos que pueden provocar las adicciones en el entorno familiar, explicando lo que puede llegar a pasar cuando no se sabe asumir el peso de la fama, aunque ofrece la esperanza en la rehabilitación

Cambiando de tema, para terminar, la cinta podrá gustar más o menos, pero hay que reconocer que ha arrasado en la taquilla estadounidense.