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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Tiburones de la Banca

José Mª García de Tuñón Aza.  El paro en España, según datos, más o menos oficiales, porque nunca o casi nunca hay un acuerdo absoluto, se sitúa en 5.693.100 desempleados, volviendo con esta cifra a romper un nuevo record y situándose en el 24,63% de la población activa, lo que significa la tasa más alta de los últimos 18 años. Por otra parte, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de hogares con todos sus miembros en paro llega a 1.737.600 y  la tasa de paro juvenil  –menores de 25 años– alcanza el 53,28%.

A estas cifras, que le ponen a uno los pelos de punta, habría que añadir el enorme trauma que representa los desahucios que por miles se pueden contar en España. La legislación hipotecaria española permite, por lo visto, a la entidad financiera adjudicarse el bien hipotecado por la mitad de la deuda que tenga el moroso y propietario del bien, lo que condena doblemente a éste y su familia, porque no sólo pierden la propiedad de la que hasta entonces ha sido su vivienda, sino que mantienen viva la mitad de la deuda –y la tara para siempre de morosos– casi de por vida, porque apenas pueden hacer frente a su pago, lo que impide que puedan partir de cero. Cancelar el débito con la entrega del bien puede hacerse, pero depende de la voluntad del banco que les haya concedido la hipoteca. Urge, pues, un cambio legislativo que ayude de alguna manera a los que se encuentran en situación de desahucio, de lo contrario muchos españoles se verán en la calle, como ya está ocurriendo.  
 
Esta triste historia, o parecida,  desgraciadamente, no es nueva. La hubo durante la II República, esa República que muchos añoran como la gran panacea de los trabajadores. Y sino, leamos lo que dijo José Antonio Primo de Rivera que muy bien, sin excepción, sus palabras valen hoy, setenta y cinco años después: «Todos los trabajadores, ante la angustiosa situación presente, han de preguntarse a qué se debe el que, a pesar de los constantes cambios de Gobierno, a pesar de haber gobernado las izquierdas, a pesar de los Gobiernos de centro y de derecha, el paro aumente sin cesar, la carestía de vida se haga cada vez más agobiadora y la pugna entre las clases sea cada día más áspera. Fácil es comprobar la existencia de estos problemas y aun su agravación. Con Gobiernos en que figuraban ministros socialistas, todas las calamidades que abruman a la masa obrera no sólo no tuvieron solución, sino que se agudizaron. Con Gobiernos de derecha, toda la política se orienta en contra de los productores; empeoran las condiciones de trabajo, se reducen los jornales, aumentan las jornadas, se los persigue, etc. 
 
¿Qué significa esta coincidencia en el fondo de los partidos políticos, sean de derechas o sean de izquierdas? Significa que el régimen de partidos es incapaz de organizar un sistema económico que ponga a cubierto a la masa popular de estas angustias; que tanto unos partidos como otros están al servicio del sistema capitalista. Mientras la terrible crisis económica actual ha arruinado o está en camino de arruinar a los modestos productores, y la masa obrera sufre como nunca la pesadilla del paro, la cifra de los beneficios obtenidos por los beneficiarios del orden actual de cosas, los dueños de la Banca, es elevadísimo. Así la tarea urgente que tienen los productores es ésta: destruir el sistema liberal, acabando con las pandillas políticas y los tiburones de la Banca».
 
Sé que estas palabras  habrán sorprendido a más de uno y de dos porque son de un hombre a quien la memoria histórica, más bien diría «memoria histérica», le ha encasillado en decir, como la cosa más natural del mundo, de «fascista». Su cabeza, pues, no les da para más.