Todo separatismo tiene algo de grotesco, de payasada y de cómico
Javier Garcia Isac. Todo separatismo, todo nacionalismo, tiene algo de grotesco, de payasada, de cómico. Viven instalados en la mentira permanente, en un engaño continuo, que a fuerza de repetirse llegan a darlo como cierto.
Se inventaron una Historia que jamás existió y se creen muy superiores a todos los que no piensan como ellos. Su complejo de victimismo no conoce límites y su salida más común es enroscarse en la bandera de turno, como si eso fuera suficiente para tapar su ignorancia.
Asistimos atónitos al esperpento que nos ofrecen desde Cataluña. Grandes manifestaciones donde los asistentes no tienen muy claro el significado de la celebración. Recordar que la Diada es la conmemoración de una derrota por una guerra de sucesión, que no de secesión, y Rafael Casanovas era un español al que ahora homenajean separatistas y que murió muchos años después de la batalla ejerciendo plácidamente como abogado en la Ciudad Condal.
Me producen nauseas, asco y repugnancia aquellos que reniegan de su país y mienten sobre su historia y sus orígenes. España no es un concepto ni discutido ni discutible. España no se vota, al igual que sería ridículo votar sobre quien es la madre de cada uno, lo mismo de absurdo que votar sobre que territorios forman España.
Nos hablan de una dicotomía que no deja de ser paradójica. De constitucionalistas y no constitucionalistas, sin tener en cuenta que España es muy anterior a esa Constitución del 78. Se supone que el bloque constitucional son los defensores de la unidad de España y que dentro de el se encuentra el PSOE con Pedro Sánchez y Felipe González a la cabeza y pidiendo reformar esa misma Constitución que dicen defender, para reconocer el “hecho diferencial catalán”.
Esto es de locos, los constitucionalistas pidiendo reformar una constitución que ellos mismos colaboraron en su redacción, para establecer todavía más desigualdades entre españoles. Si son estos los que deben defender la unidad de España, lo mejor es hacer como en el chiste, “si, fantástico, pero hay alguien más….”.
El nacionalismo falsifica la historia de forma grosera para poder subsistir. Hasta los Obispos Catalanes piden comprensión, no sabemos muy bien a qué, y respeto a todas las ideas. No se mojan ni con agua caliente. Me temo que están más “cómodos” con los “mata curas” de ERC, que con la idea de España. Que luego no se lamenten. Claro que la ignorancia es osada y es posible que desconozcan hasta la historia más reciente de Cataluña, donde matar curas y Obispos no estaba excesivamente mal visto en el inventado estado catalán.
Entre unos y otros, es España quien sufre. Pep Guardiola afirmando que no le gustan los políticos que no pagan impuestos, no sé si se refiere a sus compañeros y camaradas “los Pujol” o al club de sus amores. Pero el paradigma de imbecilidad humana, de jeta con mayúsculas, del cuento interminable, es Celia Villalobos. La eterna vividora de esto que llaman la política.
Esta estúpida sin paliativos, que mantiene su puesto de forma vitalicia gracias a los votos de personas a los que ella detesta y desprecia continuamente, cree que “Franco deportaba andaluces hacia Cataluña”.
Celia, ten un único acto de dignidad y déjalo ya. Creo que ya has ganado suficiente para un buen retiro, que no merecido descanso. Sigue jugando con la tablet, pero págatelo tu. Es demasiado tarde para pedirte que aprendas historia, lo que si deberías conocer es que el fundador de tu partido, fue ministro de aquel al que tú llamas nazi, fue ministro de Franco.
Se lo cuenta Javier Garcia Isac /Una hora en Libertad.