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cartas al director

Tolerancia cero en el aborto

Miguel Rivilla. Alcorcón.

El Gobierno va a salirse con la suya. Con prisas inexplicables y tras el resultado a su favor de la subcomisión parlamentaria, gracias a los votos de la izquierda, va en esta legislatura a reformar la ley del aborto. De antemano sabe que encontrará en contra la oposición berroqueña e inamovible de los católicos y de la Iglesia católica con todas las confesiones cristianas .Algunos  tachan a estos grupos y ciudadanos de intolerantes para con las madres implicadas Tal acusación ni es justa  ni verdadera. El defender a ultranza los principios objetivos de la verdad, es, no sólo elogioso, sino imperativo, para toda persona equilibrada. Otra cosa es, ejercer la tolerancia, la comprensión y la máxima ayuda, para con las personas que  yerran o actúan mal. Lo expresa muy bien el dicho popular: “Odia el pecado y compadece al pecador “. El hecho de suprimir una vida humana, objetivamente,  es siempre malo .No cabe tolerancia posible en propugnar  la idea  contraria. La tolerancia se debe ejercer siempre con las personas, nunca con sus equivocaciones. Quien así obrase, se haría cómplice del mal ajeno y si la ley humana, lo permitiese, - caso del aborto actual  en España -, hay que tacharla de injusta y tarde o temprano , habrá que derogarla.

“Una sociedad enferma –ha escrito Alzugaray- nos conduce inexorablemente al aborto

libre”. Quede bien claro a todos que una cosa es el aspecto legal ( no es delito ) y otra muy distinta el aspecto moral ( no hay pecado).

Habrá casos de abortistas que cumplan la ley humana y violen la Ley Divina.

 

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