Totalitarismo gay en las aulas
Mar Hurtado Sánchez. Este año, el lema escogido para el desfile del “orgullo” ha sido “escuela sin armarios”. Una vez más, se escoge la escuela como medio adoctrinador de los sectores más “progresistas”. Este es un nuevo ejemplo de cómo la Libertad de Enseñanza y el Derecho a la Educación en España son papel mojado. Me explico. Si unos padres con pocos recursos se ven obligados a matricular a sus hijos en centros públicos, verán quieran o no, estén de acuerdo o no, cómo sus hijos son adoctrinados en la apología de la homosexualidad, transexualidad o bisexualidad. ¿ Pero dónde está recogido el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, si no existe ningún centro público en el que esta ideología, tendencia o cómo quiera llamarse no se defienda? Esta es una demostración más de que en España el derecho de la libre elección de centro simplemente, no existe. Esto, por desgracia ocurrirá también en muchos centros concertados con ideario católico, que al igual que hicieron en su día con Educación para la Ciudadanía, se prostituirán con tal de no perder dicho concierto y se unirán al carro del “todo vale”.
Todo esto viene además aderezado con la amenaza de que a uno le acusen de “homófobo”, neologismo sajón que literalmente significa “aversión obsesiva a las personas homosexuales”, según el diccionario de la RAE. Mucho cuidado con este tema: una cosa es fomentar el odio a los homosexuales (actitud que de ninguna manera puede mantener un católico) y otra muy distinta es afirmar que homosexualidad, transexualidad, bisexualidad, etc. son opciones sexuales normales y naturales al hombre e igual de lícitas que las relaciones mantenidas por hombre y mujer en el seno del Matrimonio. La persona merece siempre respeto y sobra decir que un homosexual, por el hecho de ser persona, es igual de respetable que cualquier otra, pero ojo, no así las ideas. Las ideas, son eso: ideas, y pueden ser o no respetables.
Esta defensa de la homosexualidad viene de lejos, y no distingue entre gobiernos regionales de una u otra tendencia. En Madrid, por ejemplo, la COGAM se encarga de la educación sexual en 60 centros públicos. Dentro de los programas de educación sexual que se imparten en estos centros encontramos cuestionarios para adolescentes planteándose su heterosexualidad o la defensa de la adopción de niños por parejas homosexuales.
Y todo esto, carrozas, desfiles, programas educativos, etc., pagado con nuestros impuestos.
Recuerdo que la libertad de cátedra no es patrimonio exclusivo de la izquierda y que si está demostrado que el derecho a la libre elección de centro queda conculcado, espero que no ocurra lo mismo con la libertad de la que goza un docente a la hora de entrar en su aula.