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Diario YA


 

Castigo a Yulia Timoshenko, la princesa naranja

Ucrania se acerca a Rusia, pero mantiene la división social

José Luis Orella. Según datos de la Comisión Central Electoral de Ucrania, Yanukóvich, líder del opositor Partido de las Regiones, ha ganando la segunda vuelta de las presidenciales, con el 48,95% de los sufragios a su favor, mientras que Timoshenko obtiene el 45,48% de los votos. Ucrania afectada por una gran crisis económica y una fuerte corrupción ha castigado a quien dividió el país bajo las promersas no cumplidad del revolución naranja. Yulia Timoshenko, la princesa naranja, ha intentado capitalizar el apoyo de los prooccidentales, pero se ha distinguido por una campaña no agresiva, e incluso entabló durante su última etapa de primera ministra, una buena relaicón con su equivalente ruso, Vladimir Putin. Por su parte, el ganador, Viktor Yanukóvich, llega a una silla que le fue quitada bajo acusaciones de compra de votos, algo que ahora la OSCE ha tenido que validar como unas elecicones limpias. Del mismo modo, el antiguo candidato prorruso ha tenido que teñirse de cierto liberalismo occidental para intentar en penetrar en las regiones occidnetales más reacias a su la implantación de su partido. En definitiva, Ucrania sigue dividida socialmente en dos partes irreconciliables, pero son conscientes de que no se puede seguir así, y los dos candidatos supervivientes son los que más han intentado borras las diferencias de sus políticas de origen.
 
Ambos se encuentran obligados a entenderse, en las próximax regionales y locales, Yulia asentará su apoyo, y el nuevo presidente, con una reducción apreciable de sus competencias, no puede gobernar con el apoyo de la mitad sureste del país. Ucrania desde ahora intentará ser un buen vecino de Rusia, con quien llevaba tiempo enemistada, y aprovechar la nueva alineación política para asegurarse unos ingresos necesarios con el transporte de gas natural a través de su territorio. A cambio, Ucrania deberá olvidar su posible integración en la OTAN, mantener el ruso como idioma oficial junto al ucraniano, y establecer algún tipo de colaboración con Rusia que le permita mantener la flota en la base de Sebastopol. Para el futuro queda la posiblidad de que Ucrania, abandonada por los EEUU de Obama, decida plantearse un desarrollo económico seguro junto a la reciente unión aduanera y económica que Rusia lidera con Bielorrusia y Kazastan. En ese dilema, Polonia, gran valedorade la occidentalizaciónde Ucrania junto a los países bálticos, se quedan con una Georgia silenciosa, que ya les dejó en ridículo cuando pretendió humillar auna Rusia que reucpera su lugar bajo el sol.