Un Dios prohibido
José María Caparrós
Casi como un preanuncio de la próxima beatificación en Tarragona de 527 mártires de la Guerra Civil española, se ha estrenado en España una película que trata sobre la persecución religiosa que tuvo lugar en nuestra contienda fratricida: Un Dios prohibido, que está teniendo una notable acogida de público.
Realizada por Pablo Rodrigo -director de Pablo de Tarso, el último viaje (2009)-, narra la tragedia de un grupo de seminaristas y sacerdotes claretianos, que fueron fusilados el mes de agosto de 1936 por patrullas anarquistas del frente de Aragón, en Barbastro (Huesca). Se trata del primer filme que aborda el asesinato de 51 religiosos en la Guerra de España sin sesgo propagandístico. La película está enteramente rodada en Ciudad Rodrigo (Salamanca), salvo una secuencia en Cervera (Lleida).
Víctimas de la intolerancia ideológica, todos estos religiosos fueron beatificados por el papa Juan Pablo II en 1992, cuyos recuerdos se hallan hoy en el Museo de los Mártires de Barbastro. “El 90% del guión -explicaba el director- está basado en la mucha documentación que existe: escritos que dejaron ellos mismos, testimonios del momento, libros…”; pues se salvaron dos seminaristas de nacionalidad argentina, que llevaron a Roma los recuerdos de sus compañeros para la Congregación Claretiana y sus familias. También aparece en la película Ceferino Giménez, “el Pelé”, primer gitano mártir, beatificado por el mismo Juan Pablo II en 1997.
Ante tanta obra parcial y maniquea sobre la guerra de 1936-39, Un Dios prohibido es una cinta que vale la pena ver y reflexionar, para que la historia no se repita.