Un guión para Wes Craven: el caso Morín
Fracisco Torres. Portavoz de AES. Yo recomendaría a Wes Craven, especialista en películas de terror con amplia profusión de sangre y restos humanos, con individuos despedazados al más mínimo despiste, que, si se queda sin temas para sus próximos trabajos, lea con detenimiento el sumario del doctor Carlos Morín e investigue sus peripecias por la Ciudad Condal y la capital de España.
Lo que han indicado los testigos, lo que se ha filtrado a la prensa, lo que se conoce de la investigación, da para más de una sangrienta escena. Escena que alcanzaría su climax en esa trituradora disfrazada de fregador en la que los restos de los niños asesinados en el vientre materno o quizás fuera del mismo eran convertidos en una pasta espesa, en una masa informe, viscosa y maloliente, para después recorrer las cañerías hasta los desagües.
Wes Craven disfrutaría convirtiendo a Morín en un auténtico “doctor Muerte” situándolo en un escenario de clínica sanitaria mugrienta, sin garantías, donde lo único importante era el negocio y la pasta. Lo que disfrutaría Wes Craven con esos anuncios por la red ofreciendo a una confiada cliente la posibilidad de abortar en Barcelona. Y las firmas de los documentos psiquiátricos en blanco y el archivo secreto… Podría crear su habitual galería de confiados personajes que perecen de forma pausada a lo largo del metraje de la cinta.
Casi estoy viendo el periplo del doctor por los juzgados y alguna noche en el calabozo, la policía cerrándole el siniestro negocio. Un flash back hacia el pasado recordando aquellos días en prisión y la vuelta a comenzar con el lucrativo negocio.
Lo más complicado para Wes Craven sería encontrar a la heroína, la que lucha por descubrir la verdad que, a veces, muere en el último momento o simplemente queda expectante para la segunda parte. Y es que el caso del doctor Morín podría darle para una serie de películas sangrientas.
La primera acabaría con su puesta en libertad y exoneración merced a la decisión del gobierno. Ahí si que el inagotable director podría contratar a la mismísima Bibiana Aído, para que repitiera eso de que “nadie irá a la cárcel por practicar o someterse a abortos”. Y, como estrambote final, el primer plano de la sonrisa del doctor. Una sonrisa provocada por la decisión del Colegio de Médicos de Barcelona de rehabilitarle tras subsanar, como ha hecho el doctor Morín real y el Colegio de Médicos, la irregularidad administrativa que suponía no haber pagado las pertinentes cuotas.
Sólo quedaría decir, por si alguien pensara que lo escrito es producto de mi fantasía, que los hechos relatados, que brindo como inspiración para Craven, se corresponden con la realidad. Y la realidad es que el Colegio de Médicos de Barcelona entiende que Morín ha actuado siempre con una ética profesional incuestionable o eso es lo que el común de los mortales entiende tras su “justificada” decisión.