Principal

Diario YA


 

Un joven viejo llamado Bruce

Hay cierta canción de éxito en los ´90 cuya letra decía algo así como "eso no es trabajar, es cómo lo haces..." Desconocemos si lo que Bruce Springsteen lleva haciendo toda su vida en los estudios de grabación y encima de los escenarios es o no trabajar, pero sí podemos afirmar que la clave de su éxito es. sin duda, la manera que tiene de hacer las cosas.

Bruce Springsteen abre hoy las puertas del estadio Santiago Bernabeu a la música popular 21 años después de aquel grandioso concierto de U2 en 1987. Desde entonces, en el coliseo blanco ha habido muy buenos goles pero pocos solos de batería (los de algún merengón sobre sus rodillas tras fallo de Butragueño, si acaso). Hoy, en efecto, llega El Boss con la E Street Band, y eso es sinónimo de muy buena música. Del rock de siempre, ese que, cuando se acabe, quizá no regrese jamás.

Porque Bruce Springsteen es un joven viejo capaz de transmitir como pocos sobre un escenario. Ya no son sólo sus letras, llenas de poesía y de referencias socio-políticas, su aire cada vez más bobdylaniano, su voz desgarrada e inconfundible o el excelente sonido que sus chicos logran sacar siempre de sus respectivos instrumentos. Es, sobre todo, un estilo, una personalidad arrolladora, una voluntad inequívoca de hacer que todas y cada uno de las personas que se han rascado el bolsillo por verle en directo se sientan especiales. En cierta forma, es también tomarse el oficio con seriedad.

No es casualidad que Bruce Springsteen siga siendo el único tipo capaz de hacerle sombra a Elvis cuando alguien le llama "rey del rock". Ni que mueva a miles de fans incondicionales que le persiguen por todo el planeta después de pedir permiso en el trabajo para ver a un familiar que está enfermo. El Jefe conoce el oficio, se ha sabido reciclar, ha madurado sin envejecer, ha conservado la ilusión por lo bien hecho y ha tenido la suerte de hacerse acompañar por algunos de los mejores músicos del planeta, los miembros de la inimitable E Street Band, con su señora, Patty Scialfa, a la guitarra acústica.

De ahí que no nos extrañe que algunos hayan pagado 70, 80 o 100 eurazos para entrar esta noche al Bernabeu, en medio de una crisis económica que asfixia más que el calor de julio. Son casi tres horas de pasión y de rock and roll, de talento a rebosar, de la mejor música que aún se puede seguir viendo y oyendo en directo, Dios sabe hasta cuándo. Hasta que desaparezca esta generación de genios cincuentones (y sesentones, y setentones) y ya sólo se pueda ver en directo a niñatos con los vaqueros caídos o triunfitos de esos. Entonces sí que diremos que estamos en crisis.

Etiquetas:rock