Una plataforma estudiantil pide la abolición de la actual ley del aborto
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Redacción Madrid. 5 de marzo.
La plataforma estudiantil Universitarios por la Conciencia Social (UCS) se ha manifestado hoy, a las 12:30 de la mañana, en
José Miguel García Rodríguez, miembro de la presidencia de UCS, leyó el manifiesto ante 300 universitarios que portaban globos rojos y blancos, que se tiraron al cielo al finalizar la concentración. Éste expresó en nombre de la plataforma estudiantil UCS, que reúne a varias asociaciones universitarias madrileñas, “que la historia no nos puede reprochar el día de mañana que no luchamos por los más indefensos”. También aseguró que “para que el mal triunfe, sólo es necesario que los buenos no hagan nada”, preguntando a los asistentes posteriormente que “¿queremos ser parte de todos esos buenos que no hicieron, ni hacen, ni harán nada para que el bien y la justicia triunfen, haciéndonos de esta manera cooperadores de la injusticia?”
También se expuso en el manifiesto leído que “UCS no solamente quiere decir NO a esa ley futura, sino también a la legislación presente, que ha sido defendida por diferentes partidos políticos, tanto de derechas como de izquierdas, ya que el derecho a la vida exige una radicalidad absoluta. Hay asuntos donde no valen medias tintas ni tibiezas y donde el complejo se convierte en complicidad”.
Además se quiso afirmar que “somos muchos, los que estamos de acuerdo en que el aborto no es un derecho, aunque la ley lo permita. Esto desvela las grandes carencias democráticas de nuestro país, que pedimos, y no con mucha esperanza, que los políticos solucionen rápidamente”.
Asimismo se expresó que “el aborto es un derecho creado por el Estado, pero somos conscientes de que los derechos no son creados por nadie, sino que nos vienen de serie a todas las personas. Este ha sido creado no para defender la libertad y la dignidad de la mujer, sino todo lo contrario, para denigrarla, dejarla en poder de los más bajos deseos del hombre y dejarla en manos del beneficio económico. ¿Miento, acaso, si digo que la mayoría de los abortos se producen porque la pareja, la familia o el jefe de la empresa de la mujer le obligan a abortar con presiones de todo tipo? ¿Acaso son ellos los que sufren las consecuencias psicológicas de un aborto? ¿No es acaso el aborto la mayor violencia de género posible?”.
Por otro lado se habló de la discriminación que supone el aborto para los hombres: “la ley del aborto también incluye una discriminación para el hombre puesto que él no tiene ni voz ni voto para defender, como padre, la vida de su hijo, quedando en manos exclusivamente de la mujer decisión tan trascendental que debiera ser compartida por los dos autores de esa vida. El feminismo más radical quiere robar al hombre los derechos que la naturaleza le otorga en la gestación de toda nueva vida”.
Por último se quiso expresar la discriminación que supone para las personas discapacitadas la actual y futura ley del aborto: “en el documento sobre la elaboración de una nueva ley del aborto que fue aprobado hace menos de una semana en
Se pretendió hacer igualmente alusión a una posible objeción de conciencia fiscal: “No podemos permitir ya no que se aborte en España, sino que por lo menos no se aborte con nuestro dinero a través de
También se insinuó en el manifiesto que no ha habido suficiente debate social ni consenso para que se pueda promulgar la futura ley: “una sociedad no sólo la forman aquellos que actualmente vivimos en ella, sino también todos los que nos precedieron y todos los que nos precederán. Siendo esto así, ¿puede alguien realmente afirmar con seguridad que existe algún tipo de consenso con respecto a la legalización del aborto? Por ello, la lucha contra el aborto no sólo significa la lucha por la vida de los más indefensos, sino la lucha por un sistema político más democrático”.
Acabó explicando José Miguel García Rodríguez que “sí podemos, pero podemos porque debemos hacer de este siglo que ha comenzado el siglo de la mujer, de la madre, de la adolescente sin recursos, del niño que no habla, del hijo indefenso, en fin, el siglo de la vida, frente al siglo de la muerte que fue el siglo XX con