Principal

Diario YA


 

Beato y martir Martín Martínez

Una pregunta a San José: De qué madera se hacen los curas

José luis Orella. Este sábado es 19 de marzo, día de San José y día por tanto del Seminario, no vivimos aquel caudal de jóvenes generosos que se entregaban a servir al Señor en España y en el resto del mundo, pero que desde que Juan Pablo II “El Magno” llegó a España en 1982, se ha ido entonando una ligera mejoría con un continuo goteo de vocaciones procedentes de aquella juventud enamorada del Papa polaco. Desde entonces, casi cuatro mil jóvenes han sido ordenados en España, quizás no suficiente para tapar las bajas por defunción, pero si para cambiar la imagen de la iglesia diocesana. Por cualquier parroquia abundan los sacerdotes jóvenes que muestran debajo de su sonrisa sus alzacuellos como muestra visible de esperanza para los demás, jóvenes que abandonaron sus profesiones para entregarse un día esa viña tan necesaria.

A diferencia de las generaciones anteriores, que vivieron sus vidas sacerdotales en una profunda soledad, los nuevos párrocos gozan de una gran comunicación con sus semejantes y del arropamiento de las diferentes sensibilidades espirituales que alimentan de juventud las parroquias de nuestros días. La soledad era el gran enemigo a abatir, no la cuestión del celibato, que desde luego no ha solucionado nada en las iglesias protestantes. Nuestros más de mil doscientos seminaristas necesitan de nuestras oraciones, de nuestro apostolado diario y de nuestra amistad, procuremos acordarnos de ello.

Adjunto la foto del Beato Martín Martínez, de Valdealgorfa (Teruel), foto que empieza a ser ya conocida, por la profunda severidad de su rostro. La foto fue sacada minutos antes de morir mártir, cuando fue apresado en el monte, cuando huía a zona nacional, por una columna de milicianos, que lo mataron por su condición sacerdotal.

El mártir, de 25 años, era profesor en el Seminario de San Fulgencio de Murcia. Sus palabras fueron: “Yo no quiero sino daros mi bendición para que Dios no os tome en cuenta la locura que vais a cometer”. Y después de bendecirles añadió: “Y ahora que me dejéis gritar con todas mis fuerzas: ¡Viva Cristo Rey!”. Es cierto que no vivimos momentos parecidos, pero los ataques recibidos recientemente por algunas parroquias, me ha obligado a preguntar a San José, ¿de qué madera se hacen los curas?.