Vuelve el cine de autor
José María Caparrós
Fue en la década de los sesenta del siglo pasado cuando se instauró la llamada “política de autores” en el Séptimo Arte, especialmente a través del teórico André Bazin y de los críticos de la revista parisina Cahiers du cinéma, después integrantes de la Nouvelle Vague francesa.
Así, tras aquella también denominada revolución de las “nuevas olas” europeas, el cine se centró más en los directores como “estrellas” y no tanto en los intérpretes. Además, la idiosincrasia de cada país sería protagonista de las películas.
Ese cine de autor, realizado por auténticos artistas (pensemos en Fellini, Bergman, Bresson… o reivindicando a clásicos como John Ford, entre tantos otros maestros), entraría en crisis a finales del siglo XX y principios del XXI con la revitalización del film-espectáculo. Pero siempre ha habido en el Séptimo Arte autores aislados que son auténticos artistas (pensamos ahora en el recientemente desaparecido Theo Angelopoulos, en Abbas Kiarostami o los hermanos Coen, por no ir más lejos).
Para revitalizar ese cine minoritario, estos días pasados se ha celebrado el II Festival Internacional de Cinema d’Autor (D’A), con cierto éxito entre los cinéfilos. Más de 50 producciones de difícil aceptación en salas comerciales -obras bastante inclasificables y antagónicas al mainstream de moda- se han presentado en Barcelona. Títulos recientes como Profesor Lazhar (en la foto), del canadiense Philippe Falardeau, que clausuró el certamen, Into the Abyss, el documental de Werner Herzog, Once Upon a Time in Anatolia, del turco Nuri Bilge Ceylan, o los filmes de los catalanes Judith Colell (Radiacions) y Albert Serra (El Senyor ha fet en mi meravelles), han centrado el interés de los aficionados. Un certamen organizado por Noucinemart, una joven entidad audiovisual que mantiene los objetivos del pasado año: la exploración cinematográfica contemporánea, la nueva creación fílmica y la cohesión en su programa de nombres nuevos.