Whiplash
Victor Alvarado
El subgénero cinematográfico sobre músicos de conservatorio ha dado lugar a buenas producciones como El cuarteto o El profesor Holland. La película en cuestión cumple esa condición y por sus características tiene muchas posibilidades de hacerse con algún que otro Óscar, aunque lo tiene difícil por mi favorita, La teoría del todo, las excesivamente valoradas Boyhood y Birdman o la esperada, todavía no estrenada, El francotirador de Clint Eastwood.
Un jovencito de 19 años entra en una de las escuelas más prestigiosas de los Estados Unidos, donde se encuentra con un hueso duro de roer como el profesor, Terence Fletcher, cuyos métodos rozan o sobrepasan los límites.
La dirección ha corrido a cargo del desconocido en España Damien Chazelle, autor del guión de Grand piano, que se inspiró en un profesor que tuvo para contar esta historia. Se percibe que es un gran director de actores, sacando el máximo producto y el duelo interpretativo está garantizado. El final es maravilloso. En contraposición con lo positivo, quizás carga la mano en la cantidad de tiempo que dedica a los temas musicales, ya que para quien no le guste el Jazz puede resultar excesivo. Sin embargo, no me considero un amante del género y las composiciones musicales me han encantado.
El reparto lo componen Milles Teller, Melissa Benoist y un veterano como JK Simmons al que recordarán por ser el padre de Juno o el Jonah Jameson del Daily Bugle en la saga de Spiderman. La verdad es que Simmons está muy bien, estando nominado a la estatuilla como mejor actor de reparto. Según el realizador era el actor indicado porque necesitaba una persona que pudiera ser al mismo tiempo cautivador y exigente.
Este ambiguo largometraje da lugar a la siguiente interpretación, pues la labor del profesor puede entenderse como la de no solo enseñar, sino de preparar para la vida, aunque nos hacemos la pregunta de si el fin justifica los medios. Por otra parte, esta producción hace honor al refrán: la letra con sangre entra, porque para ser el mejor se supone que hay que hacer grandes sacrificios.