Redacción Madrid. 5 de enero.

   Al menos 33 personas han muerto a consecuencia de un alud de tierra ocurrido en una carretera del norte de Guatemala. Las autoridades locales alertaron hoy de que el número de víctimas podría aumentar en las próximas horas, ya que se desconoce la cantidad de personas que se encontraban en la zona en el momento del incidente.

   El deslizamiento de tierra ocurrió ayer a las 10.30 horas (17.30 hora española) en el kilómetro 205 de la ruta entre Chicamán, Quiché, y San Cristóbal Verapaz, en el departamento de Alta Verapaz. Se estima que al menos unos 52 jornaleros se encontraban en esa carretera cuando se produjo el alud de unas 10.000 toneladas de tierra y rocas de un cerro en la aldea de Los Chorros, aunque los servicios de rescate no descartan que el número de personas pueda ser mayor.

   Este no es el primer derrumbe que se produce en la zona en las últimas semanas. El pasado 14 de diciembre un deslizamiento de tierra en el mismo lugar dejó dos muertos y tres desaparecidos. Desde entonces, los pobladores han asegurado que el peligro se ha mantenido latente, pues no dejan de escuchar "retumbos", informó el diario 'La Prensa'.

   El representante de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Sergio Cabañas, informó de que en la mañana de hoy se retomaron las labores de rescate de los cuerpos, tras haber localizado ayer 22 cadáveres. Sin embargo, mostró preocupación por la seguridad de las personas que trabajan en la zona, ante la posibilidad de que se produzcan más desprendimientos de tierra.

   Ante esta situación, el Gobierno de Guatemala ordenó el envío de una comisión técnica que se encargará de evaluar el terreno y determinar si estos hechos son consecuencia de una falla geológica o por defectos en la construcción de la carretera.

   El geólogo de la empresa Tokura Marlon Contreras, quien tiene a su cargo la construcción de esta vía, dijo a 'La Prensa' que en esa zona donde se encuentra el cerro de Los Chorros, pasan algunas de las ramificaciones de las fallas de Motagua Polochic (proveniente de México) y de Chixoy, que convierten a esta región en una de las mayores de actividad sísmica del país.