Yihadistas talibanes germanófonos
José Luis Orella. En las montañas de Waziristan, la región norteña, que hace frontera con Afganistán, y que se encuentra pegada al hogar de los últimos kalash, los que la leyenda hace descendientes de los soldados macedonios de Alejandro, sobrevuelan desde hace bastantes días aviones teledirigidos norteamericanos que buscan por la región tribal a un grupo de talibanes bastantes especial. La causa viene de tiempo atrás, cuando en abril de este año, varios de los ataques a instalaciones de la OTAN se habían producido por talibanes, que en sus órdenes de mando utilizaban el alemán. En concreto en el ataque se identificó a cinco talibanes germanófonos y uno anglófono. La aparición de este grupo operativo únicamente demostraba el éxito conseguido por las redes logísticas yihadistas a la hora de conseguir reclutas y financiación del país de los kafir (infieles), o sea, nosotros, los cristianos.
Hace dos años cuatro yihadistas fueron acusados de un intento frustrado de atentado, dos eran alemanes de origen turco, pero los otros dos eran genuinos alemanes. Aquellos jóvenes habían renunciado a su vida y familias, los problemas de la adolescencia y de una sociedad apática y sin principios les había llevado en su naufragio vital a una mezquita, donde habían sido reclutados por los yihadistas. Sin embargo, en el caso del comando taliban alemán, eran de origen turco. Jóvenes de segunda y tercera generación, que viven el resentimiento de una sociedad que nos los quiere asimilar, y de unos padres que han intentado occidentalizarse al máximo, pero han se han quedado a medio camino. En ese contexto, los turcos de Alemania se aferran a recuperar una identidad que nunca tuvieron, y de su búsqueda vital se aprovechan los reclutadores yihadistas que canalizan su odio contra el occidente kafir. Aquellos yihadistas fueron enviados a Egipto, luego a Dubai, y desde allí partieron a Pakistán donde, después de su prueba de fuego, habían sido reunidos para su Yihad más importante, golpear en Europa. No obstante, en esta ocasión un avión no tripulado norteamericano, sin permiso de vuelo sobre la zona tribal paquistaní, lanzaba un par de misiles que acababa con la vida de los cinco turcoalemanes y otros tres paquistaníes. Entretanto sus compatriotas se preguntan si sus soldados deben seguir presentes en una guerra que afecta a los intereses de EEUU.