Miguel Massanet Bosch. Se le atribuye a Luis XIV, rey de Francia, la frase “¡El Estado soy yo”, que parece que ya tuvo un precedente en el clérigo Bossuet, obispo de Comdon, un defensor del absolutismo de los monarcas, que defendió, la supremacía del rey, incluso por encima de la Iglesia católica en Francia(galicanismo) y a quien se le atribuye la autoría de la frase: “Tout l’état est en lui”. Este concepto, que tan extendido estuvo fue en las monarquía europeas de aquellos tiempos, parece que, al menos en lo que respecta a sus sucesores actuales, ha perdido toda vigencia; ya que las actuales casas reales ya no conservan más que el respeto de los ciudadanos, si son capaces de ganárselo, y un puesto relevante dentro de las instituciones nacionales que, en la mayoría de casos, no es más que meramente anecdótico y carente de todo poder real sobre sus . En España estamos ante lo que la Constitución designa como una Monarquía Constitucional Parlamentaria, que confiere al monarca la categoría de Jefe del Estado; un título que, si le permite mantener, al Rey y a su familia, un tren de vida desahogado y situarse en una escala superior a la del resto de los ciudadanos; pocos privilegios más tiene en cuanto a su intervención en temas estatales o poder opinar respecto a la política de sus gobernantes.
No obstante, en esta cuitada nación en la que nos ha tocado vivir, vean ustedes que tenemos a un personaje que, no contento con haber conseguido convertir a un país, España, próspero; respetado universalmente; ejemplo para los demás por su recuperación económica espectacular; y gozando de un gran prestigio dentro de la propia CE (en la que ingresó con nota de sobresaliente); se nos ha venido a constituir en un sátrapa, un reyezuelo sin antecedentes nobles o un ególatra, seguro de que lo mejor que le ha pasado a España es que él la haya gobernado durante siete interminables y horrorosos años; estando convencido de que, el hecho de que el pueblo español le haya inflingido una de las más severas derrotas que se recuerdan que haya soportado ningún partido, desde la llegada de la democracia a este país; es algo que no le afecta personalmente, que no tiene nada que ver con sus errores garrafales; sus engaños endémicos; su desconocimiento de la economía; su incapacidad para gobernar; su falta de discernimiento y sus continuas patochadas –que nos han puesto en evidencia ante todas las cancillerías del mundo –, con anécdotas tan chuscas como la que protagonizó en Washington ( bromeando sobre nuestra fortaleza económica) o, en China, cuando dijo que los fondos de aquella nación estaban dispuestos a invertir en España y fue desmentido, categóricamente, desde las autoridades financieras de aquel país o el lamentable espectáculo de verlo solo, sin nadie que se ocupara de él, en la reunión la CE en Bruselas, donde tuvo que consolarlo la señora Merkel o verle, como sosia de Mr. Bean, el gran cómico inglés, en pos de salir en la fotografía, buscando, como si fuera un lelo, el puesto que le correspondía ocupar en el grupo.
Esta caballero, este presidente de nuestro gobierno, el señor Rodríguez Zapatero, no satisfecho con haber cosechado las mayores calabazas que se le pueden otorgar a un gobernante por parte de sus ciudadanos y como si nada le pudiera afectar, se ha querido constituir, una vez más, en el factotum de este país; pretende que, como si no hubiera pasado nada, seguir con sus experimentos socializantes, continuar con sus dispendios exagerados y subvencionando a sus amiguetes, mandando y ordenando, a la vez que nos va acumulando ley tras de ley recortando, cada vez más, las libertades de todos los ciudadanos españoles. Para él, el mal lo han causado los que no gobiernan, como el PP, los que no han querido seguir sus alocadas políticas o los que le han venido reprochando la frivolidad de sus promesas o la imposibilidad de llevar a cabo sus faraónicas obras sociales; fruto, solamente, de la mente calenturienta de un iluminado incapaz de distinguir la utopía de la realidad.¡Un peligro para la nación!
No conforme con haber dejado a su partido a los pies de los caballos, desarbolado y en la situación más comprometida que nunca haya sufrido, se empeña en seguir dando órdenes a todos aquellos que ya no saben como se las van a arreglar para que se vaya y los deje tranquilos, para intentar poner orden en las filas socialistas, hacer lo posible para sacar a la nación del pantanal en el que la ha metido y poner, al frente de la formación, a personas sensatas y equilibradas, que las hay, para que procuren enmendar los errores cometidos por el actual equipo de gobierno y recomponer, de cara a la ciudadanía, la distorsionada imagen del PSOE, que el desconcierto, las irregularidades, la endogamia, la malversación de caudales públicos; los actos autoritarios; el mal gobierno; los errores financieros y económicos y las leyes absurdas, elaboradas por el gabinete de la Moncloa; han sido capaces de crear, de modo que, socialistas de toda la vida, hayan decidido otorgar su confianza, en las pasadas elecciones, al Partido Popular del señor Rajoy.
Pero Rodríguez Zapatero es astuto y tozudo. Cuando ha visto que peligraba su cargo en la Moncloa, que algunos barones pedían un Congreso en lugar de unas primarias; que le ha salido mal la triquiñuela de fingir un acuerdo con Patxi López, para intentar poner en un brete al lehendakari vasco; ha decidido sacrificar su gran baza , la señora Chacón, una adicta fácil de ser manejada desde la sombra, haciéndola dimitir ( nadie se puede creer que, de la noche a la mañana, haya decidido, por propia voluntad, renunciar a sus aspiraciones a suceder a Zapatero) No sabemos lo que le pueda haber dicho el hábil Zapatero para convencerla de que renuncie a las primarias ¿acaso una vicepresidencia?, pero lo cierto es que ha conseguido darle satisfacción al señor Rubalcaba, que era quien estaba detrás de esta conspiración de gabinete, algo en lo que, sin duda, es un gran experto como, el mismo, se ha encargado de demostrar a través de su prolongada experiencia política. ZP, en esta partida, ha sacrificado a la reina en una jugada desesperada en la que el Jaque mate estaba a punto de producirse; consiguiendo, de momento, parar la fatídica jugada, devolviendo a sus adversarios el golpe y poniéndolos ante una situación completamente distinta, que les va a obligar a reconsiderar su postura sólo un día antes de la celebración de la junta del sábado. Y es que Zapatero gobernar no sabe, pero moverse en los intersticios de la política y los laberintos de las intrigas, sin duda, la hace a la perfección.
Lo que sucede es que, todos estos juegos de estrategia para intentar una nueva distribución del poder dentro del PSOE, no hacen más que retrasar las medidas urgentes que se demandan al Ejecutivo, no sólo por nuestros empresarios y el partido de la oposición, sino que, desde el ECOFIN y Bruselas, que contemplan con preocupación y alarma los efectos que, la difícil situación de Grecia, a un paso de la quiebra soberana, o de la misma Portugal, en medio de unas elecciones, puedan tener sobre la estabilidad de nuestra nación que, por mucho que oficialmente se quiera ocultar, es la próxima a la que le puede afectar el tsunami financiero, con el subsiguiente efecto deletéreo sobre nuestra deuda pública y nuestras posibilidades de recuperación. Como ha dicho Bono “no es momento de perder tiempo en disputas porque la nación precisa que se ponga remedio a su grave situación”. Sin duda, la situación es delicada y la aparente mejor solución sería unas elecciones anticipadas. O eso, señores, es mi modesta opinión.