¿Atentado contra el rosado de calidad?
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José Luis Jiménez. 25 de marzo.
Una de las preguntas recurrentes que se suele hacer a aquella persona que se acerca al mundo del vino es. "¿Cómo se elabora el vino rosado?". Y no es nada inhabitual encontrarse con una cara de duda o escuchar aquello de "mezclando vino blanco y tinto". Esta forma de elaborarlo es poco o nada ortodoxa, práctica que no es inusual, sobre todo en vinos de bajo precio. Pues, precisamente, esa forma nada ortodoxa es la que apoya el Comité Europeo de las Empresas del Vino (CEEV). En un comunicado ha respaldado que la Unión Europea permita la mezcla de vinos tintos y blancos para la elaboración de vinos de mesa rosados. El CEEV, según informa la agencia Efe, se ha pronunciado así sobre la reglamentación acerca de las prácticas enológicas que está tramitando la Unión Europea (UE), que plantea la autorización del "coupage" o corte de tintos y blancos para obtener rosado.
Esto choca contra la postura de sindicatos agrarios y denominaciones de origen de países como Francia Y España, que habían rechazado categóricamente esta medida. Y aquí comienza la lucha, económica de intereses contra calidad. Parece ser que las empresas vinícolas, habría que saber cuántas, apoyan esta postura. El CEEV ha subrayado que el coupage siempre se ha permitido para vinos con denominación o con IGP, porque las regulaciones nacionales lo autorizaban. Ha recalcado que esa práctica está reconocida por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) y la emplean los competidores de la UE. Aquí empieza lo que se podría denominar "la madre del cordero", el dinero.
Según las empresas del vino, mantener la prohibición "condenaría" a parte de sus productores a no responder a las expectativas de los consumidores a nivel internacional, particularmente en el desarrollo de productos con dos variedades de vino, por ejemplo la syrah (tinta) con viognier (blanco). Este es un punto crucial, lo que se señala son dos variedades de uva que, en una serie de casos, siempre referidos a uvas de calidad, se admite su práctica, siempre con un porcentaje muy pequeño de blanca, alrededor del diez por ciento. Pero en ningún caso, tal como se quiere hacer ahora, de permitir el libre albedrío de mezclar vino tinto y blanco, con lo que se volvería, en el caso de España, a la peor época de los claretes.
La comisaría europea de Agricultura, Marian Fischer, se ha pronunciado en la misma línea que la CEE, con el argumento que con dicha autorización los productores europeos podrán emplear métodos que ya usan sus competidores del "nuevo mundo" La regulación que permitirá el "coupage" ha sido notificada a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y se prevé que la UE le dé el visto bueno definitivo a finales de abril.
Tenemos que conocer un dato para entender todo este movimiento. El mercado del vino rosado supone un 8% de la producción vinícola mundial, y su crecimiento dentro del consumo mundial -con botellas de países como EEUU- "equivale a la producción europea".
Los franceses están muy indignados con este asunto, y se han movido convenientemente. La CEEV ha abogado por resolver los problemas esgrimidos por los viticultores con "soluciones" como menciones en la etiqueta para que se mantenga la reputación de los rosados tradicionales entre los consumidores.
En España se ha avanzado en el campo de los rosados de una forma importante en los últimos años. Y existe una Denominación como es Navarra que tiene a gala, con resultados excelentes, cuidar de forma especial la elaboración de los vinos rosados. La utilización de uva tinta de calidad, especialmente la Garnacha, con el tradicional sistema de sangrado antes de la fermentación, utilizando, únicamente el mosto obtenido por gravedad después de ser sometido a una maceración con sus hollejos, es la que ha dado como resultado unos vinos frescos y afrutados que han conseguido reconocimiento internacional. El gerente del Consejo Regulador de la D.O. Navarra, señor Vidal, ha expresado su malestar y preocupación ante esta situación y ha remarcado las estrictas medidas de autocontrol que llevan a cabo desde hace años para conseguir un producto de calidad. Así como los esfuerzos de todo tipo realizados para conseguir un vino rosado reconocido en todo el mundo, como el de utilizar 100 kilos de uva para obtener 40 de mosto, y mosto flor, no prensa.
El vino ha sido elaborado 100% con las uvas de los viñedos del Pago "Las Almunias", que se encuentra a una altitud de 770 metros sobre el nivel del mar y orientación noroeste, lo que garantiza la adecuada protección para este tipo de uva, que es delicada. Se vendimió manualmente a finales de agosto. La maceración y la fermentación alcohólica durante 12-15 días. Envejeció 10 meses en barricas de roble francés Allier, no se clarificó y la filtración se realizó por tierras antes del embotellado, en agosto de 2008.
Es un vino suave y delicado. De color rubí con reflejos brillantes. En nariz presenta los aromas florales típicos de la Pinot Noir. En boca, con una entrada delicada, carnoso, con la acidez bien integrada y con los taninos equilibrados que le hace gustoso en el paso y un recuerdo persistente y aterciopelado. El maridaje con carnes suaves y pescados es el más indicado.
Esta bodega, situada en Barbastro (Huesca) es, en estos momentos, la primera de la D.O. Somontano, con unas ventas anuales de seis millones de botellas (el 40 por ciento de la zona) y una superficie de viñedo propia y controlada que supone la cuarta parte de la viña de la Denominación. Siempre están atentos a detalles de todo tipo, como cuando inauguraron la bodega Blecua, una preciosidad, al lado de la bodega grande, y pusieron en marcha el Centro de Documentación y Bibliografía Gastronómica Blecua. Allí, en el transcurso de unas jornadas gastronómicas denominadas "Días de..... vino y trufas", realicé una de los tres "actos" que dicen que son importantes en la vida, el de plantar un árbol. Fue hace ocho años, habrá que comprobar lo que ha crecido
Volvamos a la viña del Señor. Al primer año que las vides apuntaban el fruto, León XIII preguntó al encargado de la especial labor que cuántos barriles de vino obtendrían. A lo que éste respondió que seis. El Papa se frotaba las manos alegremente por la cuantía de la cosecha. Pasaron los días: vinieron los de la vendimia, se hicieron cuidadosamente los trabajos para obtener el sabroso jugo, y al envasarlo resultó que el líquido no llegaba ni a dos de los seis preparados. Al ver la merma en la cantidad esperada, una gran decepción se dibujó en el rostro espiritualísimo de León XIII. - ¿Qué especie de calculador sois vos?- dilo al jardinero. -Magnífico, Santo Padre; calculo siempre con exactitud matemática; pero yo no conté con lo mucho que gustan las uvas a las rondas de vuestros guardias por la noche.
Al día siguiente, y para defensa de la cosecha próxima, aparecieron las viñas cercadas por una recia alambrada"