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Diario YA


 

NO ES ARTE TODO LO QUE LUCE

¿Para ti el esquivel y para mi el bargueño?

Jorge Llopis Planas. Perito Tasador  y Judicial en Arte y Antigüedades. Ha llegado el momento de repartir. Esto puede ser civilizado o acabamos como los Borgia

Hoy si me lo permiten, les explicaré un poco sobre mi profesión. Si han tenido la paciencia de leer mis artículos y han abandonado la página antes del final (cosa muy común en estos tiempos de tecnologías, pantallas táctiles y medios digitales) a lo mejor no habrán visto que soy Perito Judicial y Tasador de arte y antigüedades. En otro momento les explico porque pongo mayúsculas en Perito y Tasador y no sólo “tasador”.

Esta profesión mía me ha dado la oportunidad entre otras cosas de saciar mi curiosidad, divertirme descubrir y “tocar” auténticas obras de arte, investigarlas y también solucionar entuertos. O si o prefieren, mediar en importantes conflictos y trifulcas familiares, porque una vez se ha abierto la Caja de Pandora de las codicias y envidias el lío está servido.

La confidencialidad es casi una religión en mi profesión, así que si he hablado de personas u objetos en otras ocasiones, entenderán que como en las novelas he cambiado nombres y demás, pero estoy seguro que alguno de ustedes, no sólo se ha identificado, sino que ha podido recordar la historia de alguien cercano.

Hoy nos vamos de viaje. No muy lejos, a un pueblecito de pongamos por caso Burgos, donde está la casa familiar de la que los herederos son cuatro hermanos. No se trata de un piso. Es un casón de pueblo de tres plantas que se cerró hace años cuando murió la abuela y ahí se quedó. Acunada por las campanadas de la iglesia más próxima, conservando pacientemente en su interior los recuerdos y objetos debajo del polvo momificador y que los tatarabuelos, bisabuelos y abuelos fueron adquiriendo y despertando recuerdos de la infancia cada vez que alguno de los hermanos llevaba trastos, (porque  al final la casa se ha convertido en el trastero familiar) y preguntándose “¿Qué haremos con todo esto?”, pero bueno, sin prisas ni agobios. Ustedes ya me entienden.

Los hermanos saben o al menos sus padres han dicho que “mucho cuidado, que en la casa de los abuelos hay muebles muy valiosos, lámparas, alfombras, libros, la colección de relojes del bisabuelo y algún que otro cuadro y escultura que no nos trajimos a Madrid, porque no nos cabía”. Bueno, ahí están…

Se trata de una familia acomodada. De hecho ya los tatarabuelos lo eran y además por aquel entonces estaban más acomodados todavía. El iniciador de la saga era un importante importador de lanas y su mujer hija de un notario con titulo,  ósea que saben que las piezas que duermen en la casa deben ser buenas. “Mi bisabuelo, no compraba cualquier cosa. Viajaba y tenía buen ojo”, pero realmente no saben lo que hay. Recuerdan que la abuela mientras vivió en la casa decía que tal cuadro o tal bronce eran “buenos y de tal o cual artista”.  Pero bueno. Ahí están…

Los hermanos no saben, no entienden y en el fondo les da un poco igual eran cosas de los abuelos. Cada uno tiene su vida y su profesión y no se les despertó nunca el interés por el arte y las antigüedades, más allá de un interés puramente decorativo. Alguna de las esposas y maridos de los hermanos se han interesado por alguna de las piezas, incluso se ha repartido varias, pero realmente la casa sigue llena y siguen sin sabe. Pero bueno. Ahí están.

Pero mira por donde, hace poco un “Emprendedor local” (todos están en la hostelería y restauración) ha propuesto a uno de los hermanos comprar la casa para hacer un hotelito rural. Éste, con toda la buena fe de alguna manera se hace cargo del asunto y consciente de lo que la casa encierra se ha dirigido a un anticuario ya que alguien tendrá que comprar los muebles y demás objetos. Digo buena fe, porque el pobre infeliz no sabe en la que se ha metido. La oportunidad es buena. Hace tiempo que ya están cansados de la casa y hartos del  IBI, las basuras y demás tributos. Hace tiempo que ya no van por ahí. Mantienen la propiedad por una cuestión casi sentimental y ahora que la situación está cambiando y hay alguien interesado les ha parecido una excelente opción, antes que el ayuntamiento o la diputación de turno cambie de idea y la declare Patrimonio, porque la casa tiene números para ello.

En la visita, el chamarilero se ha detenido “especialmente” en alguna de las piezas  y al hermano el detalle no le pasa desapercibido, Ha oído demasiadas veces que algunos profesionales del sector no son de fiar.
-    “Hombre, yo le diría que hay piezas muy INTERESANTES. UN PAR DE CUADROS , UNA TALLA, Y EL ESCRITORIO (el hermano se da cuenta y no es tonto), pero bueno…El resto, si es bueno, pero sólo le puedo ofrecer un total. Le puedo comprar TODO por tanto…” (suma ridícula en todos los casos).

Empiezan las prisas. El posible comprador quiere cerrar la operación lo antes posible y además les da tiempo para vaciar la casa, pero ahora los hermanos saben que además de la vivienda, también hay objetos valiosos. El posible comprador dice que podría interesarse por algunas piezas, lo que provoca que los hermanos desconfíen todavía más del valor de las piezas de los abuelos, pero no saben, no saben…

Y también empiezan a venir otros compradores de antigüedades. La procesión de anticuarios que ya han pasado por la casa es casi ya una Legión, y cada uno se interesa por este o aquel objeto. Lo peor es que cada uno de los brocanters se interesa por piezas diferentes sin definir nada claro  “¿A ver quien tiene razón?¿A ver si tienen más valor de lo que nos dicen?” piensan los hermanos. Lo único que se esta gestando es que ya no entre ellos, sino los cónyuges y esposas empiezan a enseñar los dientes y se despierten viejas rencillas y codicias (“tu eres la mayor…Tu madre decía que a ti te correspondía tal o cual…Esto quedaría fenomenal en el recibidor…¿Pero tu eres tonta o qué”…). No saben, no saben…

Y al final estalla la trifulca. La llamada es inevitable. ¿Recuerdan aquel anuncio de “Ruppert , te necesito”’?. Pues casí casí. Normalmente es la hermana mayor. Ponderada, educada y por lo visto la única que lo tiene claro:
-    Disculpe, ¿Ustedes tasan y compran o solamente tasan?
-    Tasamos y peritamos. Es decir: Determinamos si las piezas son buenas y originales, y a partir de ahí tasamos, pero ni compramos ni vendemos. No podemos ser “Arte y parte”
-    Eso es lo quisiéramos, Es que tenemos una casa con casi 300 piezas y no sabemos…

Alguna vez se extienden más o menos y pretenden hacer participe del drama familiar que se cierne. Otras, las muchas el asunto ya ha llegado a los abogados y la idílica imagen “de vamos a casa de los abuelos”, se ha convertido en una escena barriobajera en el mejor de los casos o en una intriga florentino-vaticana en la peor de las situaciones. En todos los casos adoptamos la prudencia de un dominico, la paciencia de un franciscano, la objetividad de un jesuita y a discreción de un cartujo. Hasta aquí una ejemplo real. Las variaciones y situaciones son múltiples y mas o menos complicadas.

Algunas veces, de las 300, las piezas importantes solamente lo son 25 ó 121. Que más da. Otras, simplemente se salvan 4 ya que el polvo, la humedad y el tiempo se han cobrado su venganza ante el desinterés de años por parte de los herederos y se han estropeado irremediablemente. En algunos casos si que hay obras y objetos importantes. Yo he encontrado cosas rarísimas y otras que hasta me ha dado vértigo sólo con pensar que estaban allí abandonadas.

Y al final hay que dar soluciones. Vamos, casi casi como Ruppert.

Finalmente nos queda lo más complicado una vez se han seleccionado lo bueno de lo menos bueno: Valorar los objetos en su JUSTO PRECIO, indicando las características más importantes y opciones de venta o recomendando su restauración o autentificación y realizar LOTES equivalentes o dar fe judicialmente si se requiere.

Esta la mía, es una profesión bonita y absorbente no lo negaré pero ¿Entienden ahora por qué pongo Perito Tasador en mayúsculas en vez de tasador a secas?

Jorge Llopis Planas

Perito Tasador  y Judicial en Arte y Antigüedades
Connaisseur d'Art
www.arstasante.com
 

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