Manuel Parra Celaya. Anda uno de mis hijos empeñado de hoz y de coz en conocer a sus ancestros más lejanos. Con pericia informática -que envidio- y con suma paciencia, rastrea en Internet reseñas de periódicos de antaño, amarillentas fotografías y fondos de archivo de todo tipo a la búsqueda de datos, y, poco a poco, va desvelando las sagas familiares.
José Luis Orella. Nacido en un castillo en ruinas en el País de Gales en 1889. Dawson nació en el seno de una familia anglo-católica y fue educado en la tradición anglicana. Para él fue muy importante las conversaciones sostenidas con su padre, y especialmente con su tío abuelo, clérigo de la high church, de quien heredó su amplia biblioteca. En 1905, en el curso preparatorio para ingresar en Oxford, conoce a Edward Ingram Watkin, anglocatólico, que acabará convirtiéndose al catolicismo, y que reunía cualidades totalmente complementarias a las de Dawson, con quien mantendrá su amistad el resto de su vida. La amistad de Watkin será determinante en la búsqueda de la verdad efectuada por Dawson. Watkin será un experto escritor sobre teología, filosofía e historia de la Iglesia Católica de Inglaterra.
La prestigiosa fundación Templeton otorga cada año su aclamado premio a aquellas personalidades que se han distinguido por estrechar las relaciones entre la Fe religiosa y la actividad científica, superando aquellas posturas infundadas que las quieren presentar como incompatibles y opuestas. El ganador este años ha sido el prestigioso científico norteamericano Francis Collins, conocido mundialmente por sus investigaciones sobre el genoma humano, ha sido quien inició ese el Proyecto del Genoma Humano. Desde 2009 ha dirigido los Institutos Nacionales de Salud en el EE.UU. Su obra El lenguaje de Dios, ha tenido varias ediciones.
Gonzalo Rojas Sánchez. Hace 50 años, en 1970, Aleksandr Solzhenitsyn recibió el Premio Nobel de Literatura, aunque decidió no acudir ese año a la ceremonia respectiva, por el temor de verse impedido de regresar a la Unión Soviética. A esas alturas, La Rueda Roja era sólo un conjunto de materiales -¡en realidad miles de esquemas y documentos!- que comenzarían a cristalizar de a poco, a partir de octubre de ese mismo año 1970. En las próximas dos décadas -y especialmente durante su largo destierro en Vermont, Estados Unidos- el proyecto se iría convirtiendo en una de las más logradas aportaciones en la historia de la Literatura rusa, en muchas dimensiones incluso por encima de Dostoievsky y superando en dramatismo a la tan ponderada Guerra y Paz de Tolstoi.
Luis de Carlos Calderón. Una de la frases más socorridas, en nuestro idioma español, es la que reza “arrimar el ascua a su sardina” aplicable a aquellos que se aprovechan de situaciones o circunstancias para realizar un uso indebido por interesado de las mismas, ya que en ellos más que la preocupación por un problema y su solución prevalece el interés de un beneficio egoísta. Esto ha sucedido y sigue sucediendo con los profesionales de la política, especialmente de la izquierda, en torno al Sáhara Occidental otrora español.
Manuel Parra Celaya. ¡Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas!, pedía nuestro poeta, empecinado, no solo en su particular e intransferible ortografía, sino sobre todo en encontrar la palabra cabal y exacta, dictada desde la profundidad en el pensamiento y desde la belleza en la creación poética. Ya sabemos también que a los pueblos no los mueven más que los poetas, y nada más opuesto a la inteligencia y a la poesía tan exigentes de Juan Ramón Jiménez que el extraño y curioso dialecto que emplean nuestros gestores de la cosa pública y los gacetilleros a su sombra, y que fue calificado como politiqués por la agudeza de Amando de Miguel hace algunos años.
Luis Losada Pescador. El pasado miércoles el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, lanzó la bomba: España vive –en su opinión- una crisis económica, social y constituyente. ¿Cómo?, ¿qué quiso decir? Justicia recula: no se le entendió bien. En realidad, se le entendió perfectamente. El ministro abrió la puerta a poner el país patas arriba. Más todavía. Abrió la puerta a reformar la casa para que el niño adolescente estuviera cómodo. En definitiva: tratar de contentar a quien no se quiere contentar.
Fidel García Martínez. Monseñor Juan del Río, un arzobispo singular y atípico, tiene a su cargo la formación de los sacerdotes que cumplen su apostolado en las FF.AA. No faltan políticos que cuestionan la presencia de los sacerdotes, por falsos prejuicios laicistas y reaccionarios. Para el Arzobispo, persona cercana y dialogante, esas insinuaciones anticlericales, no tienen más fundamento que la ignorancia, porque el servicio religioso en los ejércitos es un derecho internacional, reconocido por la misma ONU.
José Luis Orella. Nacido en Hampstead (Londres) en 1903, hijo de un famoso crítico literario, se crió en un ambiente de clase media inglesa. A los pocos años demostró una gran inclinación hacia la literatura, aunque estudiará Historia en 1921, en Hertford College de Oxford, donde por sus brillantes notas conseguirá una beca que le pondrá en contacto con los principales vástagos de la élite británica. Sin embargo, en ese año perderá la Fe en Dios, como tantos otros, más amigo de las fiestas y del buen oporto. La vida desenfrenada le llevará a dejar la universidad y en 1924 se volverá a matricular en Arte, pero el desengaño de su vida le llevará a tener un intento de suicidio.
José Luis Barceló. Recientemente, el 1 de junio pasado, Joan López Alegre publicaba en Economía Digital un artículo muy controvertido acerca de los que él llama la “antidiplomacia económica” de Torra y sus consecuencias en el “affaire” Nissan, que ha tenido como consecuencia ultima la huida del grupo nipón del territorio nacional, pero también del catalán. Es probable que Torra acelere su dedo acusatorio contra la política “centralista” que se airea desde La Moncloa, especialmente desde la declaración del Estado de Alarma el pasado 14 de marzo, pero no es menos cierto que el sector del automóvil, y muy especialmente la industria, atraviesa en España unos momentos de crisis que se acrecentaron con la declaración unilateral de independencia y las políticas inciertas del gobierno central en cuanto a la prohibición de los motores de combustión y su posible sustitución por eléctricos o híbridos pero sin apostar decididamente por ello.