El primer país que fue consagrado al Corazón de Jesús fue Ecuador. En 1873 su presidente Gabriel García Moreno con humildad y solemnidad consagraba su nación. Las consecuencias de este santo acto no se hicieron esperar, dos años después era asesinado con crueldad total por las fuerzas masónicas. En España fue Alfonso XIII quien tomó la decisión que le costaría el Reinado y lo llevaría al exilio. España vivía tiempos confusos y revolucionarios. La llamada cuestión religiosa era el tema político más importante. El mismo gobierno liberal claramente anticlerical y anticristiano, consideraba la consagración como algo inoportuno y contrario a su ideología. Previa a la consagración se celebró en toda la nación un Congreso Eucarístico que la masonería consideró muy peligroso, porque suponía según ellos, un resurgir y retorno del odiado clericalismo.