Señora Montero, deje su moralina sexista y presente la dimisión
Miguel Massanet Bosch. Cuando una persona que, por añadidura, ostenta un cargo público asignado a dedo por meros motivos políticos y de interés electoral, como es el caso de la señora Irene Montero, esposa del ya retirado líder comunista, señor Pablo Iglesias, no es capaz de controlarse, de sujetar sus instintos primarios, de reflexionar sobre sus declaraciones y de entender que, una cosa es ostentar un cargo público de responsabilidad y otra es ser una activista del frente popular con ideas radicales sobre cuestiones tan importantes y de tanta trascendencia como es la de preservar a la infancia de cualquier intento de politizarla.
“Los niños deben de amar y tener relaciones sexuales con quien les de la gana”, dice la ministra
Luis Losada Pescador. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha traspasado una linea roja al plantear de forma abierta y vehemente, con luz y taquígrafos y en la sede de la soberanía nacional que “los niños, las niñas y les niñez tienen derecho a amar y tener relaciones sexuales con quien les de la gana siempre que sean consentidas”. Vehemente ‘vende’ libertad y condena el abuso. La educación sexual debe de proteger frente al abuso, dice. La realidad es que el consentimiento de un niño es facilmente manipulable por definición. Se llama falta de madurez y se cura con el tiempo. Por eso se prohiben los matrimonios de menores de 16 años: por falta de madurez. Y por eso se penalizan las relaciones con menores de 16 años: porque se presume abuso. No es que la ministra sea ingenua y peque de buenismo. Es que la ministra tiene una agenda. Y esa agenda LGTB radical incluye la pederastia igual que incluye el contenido trans aunque suponga convertir el feminismo clásico en papel mojado.