Miguel Massanet Bosch. Cualquiera que pretenda decir que fue casualidad la cadena de sucesivos golpes de estado en contra de los gobernantes de Túnez, Egipto, Yemen, Libia y, últimamente, Siria; con amagos de rebeliones similares en Argelia y Marruecos, es que no entiende el complicado y extremadamente sinuoso trabajo de establecer, a nivel popular, el caldo de cultivo capaz de hacer que un pueblo se levante en contra de quienes lo gobiernan.