Gonzalo Rojas Sánchez. A los militantes de las izquierdas les interesa fundamentalmente el propio dinamismo revolucionario: prevalecer sobre otros en la disputa íntima entre facciones en una lucha habitualmente fratricida y que, por eso mismo, cuando un izquierdista arremete contra otro, lo único seguro es abandonar la posición, porque Saturno, en este caso, devora hasta a sus hermanos.