Redacción Madrid. 30 de Julio.
Frente a la idea de que los helados contienen gran cantidad de calorías y engordan, la profesora Carina Gimeno Uribes, del departamento de Fisiología de la Universidad CEU Cardenal Herrera, afirma que “el helado puede formar parte de una dieta equilibrada”, siempre que su consumo entre “en unos límites razonables y el resto del menú tenga un contenido energético moderado”. El valor nutricional del helado reside en las proteínas de alto valor biológico que le aporta la leche, vitaminas del grupo B, A y calcio.
En una dieta saludable el helado puede ser una merienda adecuada, siempre que su consumo sea moderado o tomarse como postre de alguna comida principal. Según la profesora del CEU Cardenal Herrera “preferentemente debe ser sustitutivo de otro producto lácteo y no un alimento añadido al menú habitual”.
Por otra parte, “en ningún caso debe desplazar a la fruta como postre por tener un sabor dulce, ni sustituir a otros alimentos básicos de la dieta”. No debemos olvidar que el helado es un alimento opcional, es decir, “su consumo no es obligatorio como lo es el consumo de frutas, verduras y hortalizas”, afirma la profesora Gimeno.
El helado es un alimento nutritivo, aunque su valor nutricional dependerá de componentes como la cantidad de agua, leche, mantequilla, nata, grasas vegetales, azúcar, frutos secos, frutas, yema de huevo, chocolate, turrón, galletas o bizcochos, entre otros.
Los helados que tienen como base el agua, como los polos, sorbetes o granizados, cuentan con menor valor energético al no incluir grasa en su elaboración, aunque debemos prestar atención al contenido en azúcares. Su contenido proteico es prácticamente nulo, no contienen grasa, y apenas cuentan con elementos minerales. Mientras que los helados que tienen como ingredientes principales nata, leche y grasa no láctea, como el mantecado o el helado de crema, poseen un valor energético que oscila entre 200 y 250 kilocalorías por cada 100 g de producto y suelen ser ricos en calcio.
En la dieta infantil, el helado puede ser un alimento aconsejable para niños inapetentes, especialmente aquellos que contengan como la leche como ingrediente base, por su contenido de calcio. Según la profesora Gimeno del CEU Cardenal Herrera, “este tipo de helados también pueden ser vehículo importante de proteínas de alto valor biológico y, además, la absorción de calcio podría verse favorecida por la presencia de lactosa, un mineral clave en la alimentación infantil”.