Principal

Diario YA


 

La abulia del gobierno de Sánchez y su empeño en mantenerse en el poder amenazan gravemente la estabilidad de España y su recuperación económica.

¿Inmigración o conquista? Ceuta desamparada por el gobierno

Miguel Massanet Bosch. Los peores presagios se empiezan a materializar a medida que, el señor P.Sánchez y su gobierno, se empeñan en dirigir el país por medio de acuerdos contra natura con sus compañeros de la extrema izquierda. Nada que no se pudiera esperar de quienes aprovecharon la amenaza separatista de Cataluña y la supresión del 155 para lanzar su más duro ataque contra la línea de flotación del PP. Y es que, señores, la ambición, el ego, la desfachatez y el rencor de este señor que nos mal gobierna no tienen límites. Promovió una moción de censura para hacerse con el poder aunque para ello no tuvo más remedio que ponerse en manos de separatistas y comunistas con los que contrajo la gran deuda que va a tener que pagar, aunque ello pueda conducir a situar a España en peores condiciones de las  en que la abandonó el señor Rodríguez Zapatero cuando tuvo que convocar elecciones en el 2011.

Como la demagogia es su medio preferido para poder mantener a las masas enganchadas a aquellos temas en los que está interesado en tenerlas fijadas, es obvio que no deja de actuar de manera que fuere verdad, fuere mentira, sea bueno para España y los españoles o no, ponga en peligro la convivencia entre los españoles o sirva para crear odios sobrevenidos, es obvio que el señor P.Sánchez no cejará en su empeño de mantenerse en el candelero aunque, por mucho que  lo hubiera criticado en los tiempos del señor Rajoy, el siga gobernando a decretazos sabiendo que, el conseguir el apoyo del resto de grupos para promulgar las leyes que pretende promulgar, a través del cedazo del Parlamento de la nación, no le iba a ser posible hacerlo.

Cometió un grave error, no sólo de estrategia sino también de táctica, cuando permitió en medio de alharacas propagandísticas y fuegos artificiales en loor de su persona, que el barco de la ONG, Aquarius, pudiera desembarcar su cargamento de inmigrantes en el puerto de Valencia. Dijo que quería despertar la conciencia de Europa. Pretendió hacer ver que pintaba algo en la UE cuando consiguió que, la señora Merkel, le hiciera caso y llegara a un acuerdo con él, ¡en el que se comprometió a aceptar en España a todos los migrantes que le hubiera enviado a Alemania y que, en aquel país, fuesen rechazados! Es decir, lo que nuestro refranero califica como “ir por lana y salir trasquilado”. Apeló al espíritu acogedor de los españoles, a aquella frase del señor ministro de Trabajo socialista, el señor Jesús Caldera y su famoso “papeles para todos”, a la indefensión de las pobres gentes que se arriesgan a todo para sobrevivir etc.; todo muy bello, muy hermoso y muy bueno para rodearse de un aura de buenismo que, sin duda, le ha ayudado a recoger algunos votos para cuando convoque elecciones. Otra cosa será cuando, como ya está sucediendo, empiecen a verse los resultados en nuestra economía de este despilfarro en el que se ha metido.

¿Efecto llamada? ¡Qué va, un hecho puntual, según el señor Borrell, sin mayor trascendencia! Desde aquel día los traficantes de personas humanas ya saben hacia dónde han de dirigir sus migrantes para que sean acogidos sin problemas. La ciudad de Ceuta ¿por decisión de Mohamet VI o por saturación (se habla de que hay 40.000 personas que esperan en el norte de Marruecos para entrar en España)? Malas lenguas hablan de que el rey de Marruecos no le ha perdonado a Sánchez el desaire de no haber sido el primero en ser visitado por el nuevo presidente de España. ¿Un error, un descuido u otra torpeza propia de este señor, empeñado en destrozar todo lo bueno (muchas han sido las cosas buenas del gobierno de Rajoy, aunque también ha tenido grandes equivocaciones que lo precipitaron hacia esta “muerte súbita” personificada en la moción de censura del PSOE)? Desde el efecto llamada ( hoy ya nadie lo niega) cada día nos entran por el sur de España de 300 a 500 inmigrantes que tienen saturados todos los centros de acogida de Algeciras, Tarifa y el resto de ciudades costeras cercanas al estrecho de Gibraltar.

No obstante, nada comparable al pandemónium que tiene lugar en nuestra ciudad africana de Ceuta. Una guarnición escasa, sacrificada, limitada en el uso de medios de disuasión (no se les permiten disparar bolas de goma, ni otros instrumentos disuasorios para repeler, con eficacia, la gran desventaja de que unos pocos guardia civiles o policías tengan que enfrentarse, prácticamente sin medios, ante unas multitudes de asaltantes dispuestos a todo con tal de conseguir entrar en territorio español. Siete han sido los guardias heridos en el asalto de ayer, uno de ellos un cabo herido de consideración a causa de las quemaduras por cal viva y ácidos que estos energúmenos utilizan para conseguir sus objetivos. Nada de pacíficos ni amigables.

¿Es esta una forma de acudir a un país para pedir que se los admita? ¿Son estas las formas con las que unos que pretenden asilo porque dicen que vienen de lugares donde no se puede vivir a causa de los enfrentamientos que se producen en ellos? Tendremos que empezar a pensar si, lo que  quieren que nos traguemos estas autoridades, tan tolerantes y complacientes con aquellos que pretenden convivir con nosotros, son las personas destrozadas, humildes que nos dicen, que se presentan en España buscando protección contra los que en sus países quieren masacrarlos o más bien feroces sujetos, llenos de energía, agresivos, conquistadores y dispuestos a crear el terror en las calles de Ceuta con sus comportamientos desaforados y sus maneras que nos hacen recordar a aquellos caníbales pintarrajeados de las películas del mítico Tarzán de los Monos, de Edgar Rice Borrougs, que tanto nos entretuvieron durante nuestra juventud.

Es evidente que el “buenismo” que se ha instalado entre muchos de nuestros periodistas, esta corriente de extrema tolerancia hacia la invasión que se está iniciando ( en realidad, ya hace años que lo padecemos) y este fatalismo que hemos escuchado de boca de algunos distinguidos periodistas, también distinguidos por su postura de que la mejor manera de enfrentarse a un problema es cediendo, negociando, aceptando que no tiene otra solución que darle la razón al contrario, sin tener en cuenta y analizando las futuras consecuencias de que en España vayan entrando a miles personas de otras culturas ( sin garantía alguna de que no sean criminales, islamistas, etc.) que se traen a sus familias, que se agrupan para formar guetos y que practican religiones, algunas de las cuales ya sabemos cuáles son sus objetivos. En el mejor de los casos, dado el índice de natalidad de estas gentes que nos visitan para quedarse, en unos pocos años van a resultar potentes lobbies políticos capaces de desbancar y ocupar escaños en nuestras instituciones capaces de cambiar nuestro propio sistema democrático con otro semejante a los absolutistas que dirigen sus países de origen.

No podemos dejar de recordar lo que desde el EI han venido manteniendo respecto a lo que consideran ellos a nuestro país. El Ándalus es uno de sus objetivos primeros. Se puede conquistar mediante la guerra “santa”, pero también introduciendo lo que se puede considerar como una quinta columna que vaya creciendo hasta que sean lo suficientemente fuertes para dar su golpe de Estado y también cabe que, entre un número tan elevado de inmigrantes que van asaltando nuestras fronteras por todos los medios existentes, se vayan colando peligrosos yijadistas que fácilmente pueden sortear a la policía de fronteras cuando, como es evidente, de los centros de internamiento  en los que son acogidos, cada día huyen y quedan en libertad por todas las tierra de España un número indeterminado de ellos.

Acogimiento, caridad, compartir buenos sentimientos… si, señores, de acuerdo, pero sin dejar de considerar los peligros que una decisión precipitada, cargada de contenidos políticos, sin estar en condiciones de proporcionarles trabajo a todos, expuestos a que se vayan constituyendo bandas peligrosas, como es el caso evidente de los “manteros” de Barcelona, que ya han dejado de ser unos pobres inmigrantes que se ganan la vida como pueden para ser capaces de enfrentarse a los mossos y la guardia urbana, que cuentan con la protección de la alcaldesa de Barcelona, la señora Colau, que se habla de que desde el mismo ayuntamiento de la capital catalana se les avisa para que, cuando hay prevista alguna redada, ellos estén advertidos con unas horas de antelación. ¿Estado de derecho? Si, en Cataluña, nada más obtienen protección aquellos que han decidido desafiar al gobierno de España con la absurda pretensión de crear de dicha comunidad un estado independiente. Se ponen lazos amarillos (un negocio que seguramente habrá enriquecido a algunos avispados que, incluso, los han confeccionado de metal para hacerlos más atractivos) como protesta por el encarcelamiento de unos señores que se levantaron abiertamente contra el Estado pretendiendo crear una república catalana. El resto de los que no comulgan con semejantes ideas ¡olvidados por el Gobierno de Madrid sólo pendiente de sus intereses electorales!

 Pero, a los que se pretende multar, por alguien que poca materia gris debe tener en un cerebro ocupado masivamente por el sectarismo independentista, son a aquellos que consecuentes con la ley quieren evitar que las calles de las ciudades catalanas se conviertan en un exponente de apoyo a unos presuntos delincuentes que han infringido delitos tipificados como graves o muy graves en nuestro CP.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, mucho nos tememos que muchas de las previsiones que nos sugirieron las conductas de nuestros políticos durante los últimos meses parece que van tomando forma y, desgraciadamente, van adquiriendo tintes de que, si alguien no lo remedia y duda de que esto suceda, nos vamos a encontrar en manos de una coalición  PSOE- PODEMOS, cuyos resultado, no es preciso ser muy inteligentes para poder prever.

 

Etiquetas:ceutaMiguel Massanet Bosch