Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. Delegado en Levante de Diplomacia S.XXI. El pasado sábado día 7 de Marzo tuvimos la visita en Valencia del Embajador de Armenia en España D. Avet Adonts en el contexto del Acto de homenaje a los cristianos armenios que fueron asesinados y masacrados por el musulmán Imperio Otomano, la actual " laica " Turquía, en el año 1915, y que sigue hoy día sin reconocer dicho genocidio cristiano, siendo el reconocimiento lo mínimo que se espera de un asesino antes de que pueda pedir y que se le dé el perdón, se exija compensación y se pase página.
Dicho Acto tuvo su punto principal en la colocación de una corona de flores en la Cruz situada en la Plaza de la Morería de la localidad valenciana de Mislata, localidad sede de la Asociación de armenios Ararat, y en unas palabras que resumen a mi juicio la razón de ser de Armenia como pueblo, y que pronunció el Embajador cuando dijo:
" Esta Cruz - Monumento tanto como la Iglesia Armenia y el Monte Ararat son reflejo de la esencia de nuestro pueblo y allí donde están, está Armenia y los armenios ".
Nada más cierto que estas palabras del Embajador, al que no había tenido la ocasión de conocer en los aproximadamente 6 meses que está en España, ni en la anterior visita que había hecho a Valencia allá por el mes de octubre del pasado año 2014, y tengo que reconocer que me ha causado una muy grata impresión no sólo por su profundo respeto a la memoria del más de millón y medio de conciudadanos masacrados por los turcos sino también, y en especial, por su profunda fe y claro reconocimiento, en una época en que ser cristiano comprometido y representante público no está de moda, de que Armenia está en esos tres símbolos: las cruces en memoria del Genocidio, la Iglesia Cristiana Apostólica de Armenia y el Monte Ararat, tierra donde se posó el Arca de Noé, hombre justo aprobado por Dios, Jahvé, y que junto con su familia fue el origen de la actual humanidad, tal y como muestra el relato histórico del capítulo 8 del libro bíblico del Génesis.
Tras este acto público y un pequeño acto junto con el Alcalde de Mislata y algunos concejales en la sede de la Asociación Ararat, tuve el honor de ser invitado y formar parte de una reunión que tuvieron los ciudadanos armenios con su Embajador y en la que de forma muy participativa, tensa en momentos pero muy productiva, se dieron pautas a seguir para los próximos meses y años, siendo especialmente agradable y constructivo el papel del sacerdote de la Iglesia Armenia, destacando entre sus misiones la ecuménica, sólidamente basada en el fortalecimiento de las relaciones con otros pueblos y países de tradición y valores cristianos, ya sean estos de raíz occidental-latina u oriental-ortodoxa; como digo, un papel el del sacerdote muy importante y que podría ser calificado de Diplomacia Ecuménica, concepto que desarrollaré en un próximo artículo usando como ejemplo el reconocimiento como Doctor de la Iglesia romana de San Gregorio el Armenio.
En definitiva, concluyo que a pesar de sus diferentes procedencias socioculturales, edades y sexos estos armenios están unidos en un Proyecto común: Armenia y sus Fundamentos: La Cruz, La Iglesia y el Ararat, y que me siento privilegiado de conocer cristianos así y colaborar con ellos hasta el Fin y Vuelta de nuestro Señor, Jesucristo. Amén.