Benedicto XVI viaja mañana a Francia
Redacción Madrid. 11 de septiembre. El Santo Padre inicia mañana su primera visita apostólica a Francia, que tendrá como escenarios París y Lourdes. El presidente francés y su esposa, Carla Bruni, le recibirán en el aeropuerto parisino de Orly en torno a las 11.15 horas y a las 12.30 horas Sarkozy se reunirá con el Santo Padre en el Palacio del Elíseo.
Por la tarde, pronunciará un discuros ante unas 700 personalidades del mundo de la cultura en el colegio de los Bernardinos y a última hora de la tarde dirigirá un mensaje a los 15.000 jóvenes que se congregarán frente a Notre-Dame de París.
El sábado visitará el Instituto de Francia y luego oficiará una misa en la explanada de los Inválidos frente a unos 250.000 fieles. A media tarde partirá hacia Lourdes, a donde acudirá con motivo del 150 aniversario de la Aparición de la Virgen a Bernadette Soubirous.
En la Francia orgullosa de su laicismo donde los católicos practicantes son del orden del 10 por ciento, la presencia del Papa ha suscitado el recelo de los defensores de una clara separación entre la Iglesia y el Estado, de ahí que genere expectativas el mensaje que el Santo Padre haga en defensa de una "laicidad sana", es decir, "abierta" para promover "una actitud de respeto con respecto a las diferentes creencias", en palabras del arzobispo de París, cardenal André Vingt Trois. "Es lo que yo encuentro muy habitualmente en Francia, una actitud de respeto y tolerancia", dijo en la emisora France-Info.
Durante el viaje que Sarkozy hizo a Roma el pasado diciembre, el presidente francés defendió una "laicidad positiva" que generó una viva polémica en sectores de la izquierda temerosos de que el nuevo inquilino del Elíseo diera al traste con el principio de laicidad que inspira la República francesa.
No obstante, la Iglesia católica francesa aventura que el Papa será muy prudente al elegir sus palabras para no poner en aprietos a su anfitrión pronunciando un discurso demasiado hostil a la laicidad. Según el arzobispo de París, Su Santidad pronunciará un discurso sobre la relación entre la fe y la razón que deberá arrojar luz sobre las perspectivas en la que se debe avanzar.
En un país donde tres de cada cuatro franceses ven al Papa sobre todo como un "conservador", el cardenal rechazó el apelativo y definió a Benedicto XVI como "un hombre de acogida y de encuentro, modesto, muy abierto, dispuesto, que escucha mucho e intenta comprender lo que se le dice" .
Eso sí, a diferencia de su predecesor, más viajero y amante de las multitudes, el actual Pontífice es "un hombre de estudio, que reflexiona mucho y que medita". "Es un artista, apasionado de la música, un hombre de interioridad que para ir al encuentro de los demás sale de él mismo", glosó el cardelan Vingt Trois.
Pese a todo, movimientos laicos, asociaciones de defensa de Derechos Humanos y sindicatos muestran su inquietud por el recibimiento que el presidente Nicolas Sarkozy tiene previsto dar a Benedicto XVI y protestan contra la financiación de la estancia del Papa en Francia.
En tanto que jefe espiritual de los católicos, Su Santidad tiene también estatus de jefe del Estado Vaticano y, por lo tanto, durante sus viajes al extranjero goza del protocolo reservado a los responsables políticos por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Los gastos derivados de la recepción oficial y el transporte de su delegación correrán así a cargo del Estado francés pero será la Iglesia católica quien abone la factura por usar la Escuela militar como centro de prensa y los jardines y salones de los Inválidos de París.
El coste de la estancia, de unos 3 millones de euros, será asumido por la Iglesia. De este presupuesto, el grueso irá destinado a la instalación de pantallas gigantes para que los fieles puedan seguir las palabras de Benedicto XVI. En París, el Papa se alojará en la Nunciatura y en Lourdes en los locales del santuario.
Mientras, para garantizar la seguridad del Papa y de los miles de fieles que seguirán sus actos en Francia, el ministerio francés del Interior movilizará 5.400 agentes del orden en París y 3.800 en Lourdes en coordinación con los representantes del Vaticano.
La seguridad más cercana al Pontífice correrá a cargo del Servicio de Protección de Altas Personalidades y la Unidad de Elite de la Policía nacional francesa (RAID).
En París, la prefectura de Policía se reforzará con más de 2.000 personas venidas de otros servicios mientras que en Lourdes la Seguridad Pública desplegará más de 650 policías y la Gendarmería 300 militares. Además, 75 unidades de las fuerzas móviles serán usadas como refuerzo, lo que equivale a 5.500 profesionales del orden público.
Por otro lado, para ayudar a los numerosos peregrinos que movilizará Benedicto XVI, la Policía de fronteras garantizará con 400 agentes patrullas en los trenes que los llevarán a Francia. En Lourdes, se pondrá en marcha una comisaría europea con policías italianos, alemanes y holandeses, y 28.000 plazas de parking vigiladas, así como minibuses.
Durante la audiencia general pronunciada ayer, el Papa envió a Francia, "nación querida", un mensaje "de paz y fraternidad". "Voy como mensajero de la paz y la fraternidad. Vuestro país no me es desconocido. He tenido la dicha de ir en varias ocasiones y de apreciar su generosa tradición de acogida y de tolerancia, así como la solidaridad de su fe cristiana y su alta cultura humana y espiritual", aseveró.
El Pontífice animó también a los franceses a unirse a la oración para que el viaje dé sus frutos. "Queridos amigos de Francia, os invito a uniros a mi oración para que este viaje dé frutos abundantes. En la gozosa espera de estar pronto entre vosotros, invoco para todos, vuestras familias, vuestras comunidades, la protección maternal de la Virgen María, Nuestra Señora de Lourdes", concluyó.