Casi el 30% de los niños españoles de entre 6 y 14 años siente la soledad en su casa
Redacción Madrid. 11 de Septiembre.
Casi el 30 por ciento de los menores españoles de entre 6 y 14 años siente la soledad en su casa, a pesar de que la presencia de los padres es "bastante habitual", según una de las principales conclusiones del informe 'Encuesta infancia 2008', presentado hoy y realizado por la Universidad Pontificia de Comillas, el Movimiento Junior y la Fundación SM.
El trabajo, elaborado mediante entrevista directa a 15.000 niños de primaria y secundaria de más de 600 centros escolares de todo el territorio español, tiene por objeto, según la decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Comillas, Belén Urosa, "conocer la situación de la infancia en España --hábitos domésticos, gustos, valores y familia, entre otros-- para luego poder intervenir".
El informe concluye, asimismo, que los niños cuyos padres son inmigrantes --17 por ciento de los entrevistados entre 6 y 11 años-- son los que más sienten esta soledad (40 por ciento de ellos), el 19 por ciento pasa toda la tarde solo en casa después del colegio, son los que en mayor medida tienen televisor en su cuarto (42%) y los que más recurren diariamente a los videojuegos (38%).
Si bien uno de los "principales problemas" de los padres españoles son los horarios laborales, que impiden una mayor dedicación a sus hijos, la mayoría de los menores (60 por ciento) comprende la situación de sus padres, "pero existe un 40 por ciento que asegura que están poco con ellos", según apuntó doctor en Sociología y autor de este informe, Fernando Vidal.
Por ello, destacó que actualmente el papel de los abuelos es "fundamental" para los niños, a la hora de sentirse atendidos en el hogar. Así, el 96 por ciento de los encuestados tiene abuelos y tres cuartos de los menores de 6 a 11 años tratan semanalmente con ellos. "Pese a la intensidad de la relación, la gran mayoría de estos niños (el 86%) quiere ver todavía más a sus abuelos", añadió Vidal.
Sobre la capacidad de socialización de los niños, este informe constata que el 44% de los menores españoles realiza actividades extraescolares en asociaciones, de los cuales un tercio, realiza tareas artísticas, de naturaleza, de tiempo libre, religiosas y solidarias. Sin embargo los autores del informe aseguran que esta actividad "disminuye mucho" a los 11 años, algo que, para estos expertos "hay que solventar" a través de planes de asociacionismo infantil por parte de las administraciones.
LA VIOLENCIA DOMÉSTICA y VIOLENCIA ESCOLAR
Según este estudio la "inmensa mayoría" de los niños españoles no sufren violencia física ni verbal en el hogar. Sin embargo, las tendencias de este estudio indican que hay 175.000 niños y 140.000 preadolescentes (12 a 14 años) a los que al menos uno de sus padres pega con frecuencia.
Asimismo, la violencia en el hogar de los padres contra los hijos se incrementa en el salto a la educación secundaria y, a lo largo de este ciclo, desciende. Asimismo, existe una relación proporcional de aumento de la violencia conforme crece el tamaño de la población, salvo en las grandes ciudades donde existen "más mecanismos de protección a la infancia", aclaró el profesor.
Respecto a la violencia escolar, que, a juicio de los responsables "es un fenómeno minoritario", durante la infancia, el 62 por ciento de los niños asegura que nunca le ha pegado nadie en el colegio; un 64 por ciento dice que nadie merece ser marginado; y el 57 por ciento rechaza la violencia de manera tajante, incluso en defensa propia.
En cambio, una minoría (4% de los menores entre 6 y 11 años) confiesa que sufre sistemáticamente violencia en el colegio, un porcentaje que se reduce hasta el 1,3 por ciento cuando se trata de menores preadolescentes de 12 a 14 años. Así, los niños más mayores creen que "deben pegar para defenderse".
Los índices de violencia física escolar son "severos" en las "ciudades medianas" (de 50.000 a 100.000 habitantes) y "ocasional" entre los niños de localidades más pequeñas. Las diferencias son mayores entre las niñas y los niños, ya que las primeras reconocen que sufren menos violencia, pegan menos y no justifican la defensa propia.