Catalunya abandonó el ‘seny’ y abrazó la adolescencia
Luis Losada Pescador Nuestra democracia es cada vez menos joven. Se nos ha hecho mayor. Permanece -sin embargo- cierto espíritu adolescente que sigue pretendiendo todos los derechos in ninguna responsabilidad. Cataluña -o mejor, el gobierno catalán- definitivamente abandonó el ‘seny’ para abrazar -irresponsablemente- la adolescencia.
Este viernes algunos se llevan las manos a la cabeza porque la Audiencia Nacional haya decretado prisión incondicional para el gabinete Puigdemont-Junqueras. Los secesionistas hablan de presos políticos y La Vanguardia lo califica de “hecho de gravedad sin paragón”. ¿Qué pretendían?, ¿jugar con juego y no quemarse?, ¿no quería ‘Puchi’ pureza de sangre secesionista? La tuvo…
No será por las reiteradas advertencias de gobierno y Constitucional. Es verdad que en pureza jurídica nunca declararon formalmente la independencia aunque comunicativamente así la vendieron. Se trataron de parapetar en argucias legales para salvar su responsabilidad. Algo así como ser el broncas de la clase sin que te pillen y cuando te pillan decir: “¿Yo?, ¡pero si no he hecho nada!”… No sólo hizo lo que no podía, sino que hizo el ridículo.
No es verdad que el secesionismo haya sido pacífico. Fueron sus dirigentes los que animaron el tumulto que arrasó los coches patrulla de la Guardia Civil, obligó a algunos miembros de la Benemérita a abandonar el lugar a pedradas, insultaron y agredieron verbalmente a quienes portaban una bandera de España y generó un balance de víctimas policiales reales superiores a las civiles.
Por otra parte, la finura jurídica resulta inconsistente cuando ya son 1.900 las empresas que han abandonado Cataluña ante la incertidumbre generada. El ‘dinero’ no se mueve por capricho, sino buscando seguridad y certidumbre. El daño es cierto. Y no es barato. El Banco de España advierte que la factura podría elevarse a los 27.000 millones de euros. En el peor escenario, España perdería un 60% del crecimiento económico previsto para 2018 y 2019 y Cataluña entraría en recesión. ¿Y pretendían irse de rositas?
Ha ocurrido lo que tenía que ocurrir: los responsables del desastre han pagado ante la Justicia. Lo que pasa es que estamos tan acostumbrados a la impunidad que nos resulta chocante. Pero la democracia española se ha hecho mayor y empieza a asumir con normalidad algo tan básico como que las leyes son para cumplirlas. El pueblo también ha madurado y muestra con orgullo su bandera sin complejos ridículos. Hasta el Rey ejerce su función de jefe del Estado sin que salten otras costuras que las republicanas recalcitrantes.
La adolescencia catalanista nos ha obligado a madurar. Quizás de golpe. Hay quien sin embargo se resiste y sigue anclado en la tradicional adolescencia. Que si esto nos saldrá caro el 21D, que las encarcelaciones tendrán efecto rebote, que les estamos dando el victimismo que quieren, etc. La Justicia no opera ni debe operar con cálculos políticos, sino conforme a derecho. Y por cierto, ¿qué hace pensar que las encarcelaciones dan gasolina al independentismo cuando el mismo Puigdemont trata de deslegitimar el 21D?
La polémica me recuerda a la producida cuando se ilegalizó Herri Batasuna: se van a volver a echar al monte, el ambiente social se convertirá en irrespirable, se recrudecerá la violencia, etc. No pasó nada. Porque todo el mundo sabe reconocer la autoridad cuando se ejerce con legitimidad, pero también con suficiente firmeza. Feliz mayoría de edad, España.
El anzuelo del pescador
El cobarde. Puigdemont dice que colaborará con la Justicia pero con los mecanismos europeos. Nueva argucia defensiva mientras los suyos entran en prisión. Pocos quedan que no le consideren un cobarde.
Mossos rebeldes. 80 mossos espiaron a policías, mientras uno de sus sindicatos apela a “defender con sus vidas los derechos de nuestro pueblo”. ¿A qué espera Zoido a limpiar el cuerpo de desestabilizadores con pistolas?
Podemos suicida. Puigdemont trató de hacerse con el apoyo de Coalu e Iglesias. “Con ellos la independencia sería inevitable”. Iglesias se dejó querer. España es el enemigo. No calculó que España es su granero de votos y provocó su mayor crisis. Experto en suicidios…