Claves para entender los acontecimientos de Kazajstán
José Luis Orella
Kazajstán se enfrenta a una revolución de color, como se denominan a los violentos derrocamientos que tienen como objetivo la instauración de gobiernos proestadounidenses en el antiguo ámbito soviético, y poder gestionar los recursos energéticos que Zbigniew Brzezinski definió como el nuevo golfo pérsico.
La región mira a Kazajstán como su líder, donde los cambios políticos en Turkmenistán y Uzbekistán fueron por defunción de sus jefes de Estado, en 2006 y 2016, respectivamente, y en Kirguistán, a través de sucesivas revoluciones (2005, 2010, 2020). Kazajstán era el único país donde su jefe de Estado, Nursultán Nazarbáyev, abandonó el poder en el 2019, aunque mantuvo su influencia como padre de la patria. El nuevo presidente de Kazajstán, desde, Kassym-Jomart Tokayev, procedió a un proceso de aceleración ya iniciada por su antecesor de transición política a una democracia plena y a una economía de mercado. Este último aspecto ha sido el que ha provocado una subida de los precios que causó protestas en las generaciones jóvenes que no han vivido el pasado comunista. El pasado represivo comunista ha sido denunciado a través del nuevo Museo conmemorativo de Víctimas de represiones políticas y totalitarismo de Kazajstán.
Sin embargo, las riquezas que esconde el subsuelo abre el apetito de las potencias extranjeras. En el 2016 fue interceptado un comando islamista que provocó varios muertos. El radicalismo islámico se ha llevado a más de cinco mil jóvenes del Asia central a campamentos del Próximo oriente, especialmente Siria. De lo que 1.500 sería uzbekos ligados a Imam Bukhari Jamaat, Tawhid wal-Jihad y al Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU), otros mil serían tayicos, otros tantos kazajos y el resto uigures, chechenos y kírguises. Tras la derrota del Estado Islámico, el Comité de Seguridad Nacional con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, repatrió a 600 kazajos a su país que fueron inscritos en un programa de rehabilitación, que claramente ha fracasado. La insurrección ha descubierto campamentos donde se instruyeron los terroristas que actuaron estos días pasados, información que era conocida por el jefe del KNB, el servicio de seguridad, Karim Massimov, razón por la que ha sido destituido y apresado, acusado de traición. A su vez, algunos medios de comunicación han dado voz a Mukhtar Ablyazov, como un supuesto líder la oposición, cuando en realidad es un fugitivo de la justicia acusado por desfalco de bienes, al quedarse con más 7.500 millones de dólares del banco de Kazajstán, proveniente de los fondos de miles de pequeños ahorradores kazajos. El financiero y su equipo fueron acusados como banda criminal. Ablyazov huyó a Reino Unido, donde recibió asilo; pero sus delitos fueron tan evidentes que se le fue retirado su status de refugiado, marchándose a Francia, donde le fue dado el status de refugiado, como en su tiempo se les dio a los miembros de ETA o protección a los de las Brigadas Rojas. También recibió apoyo de varios eurodiputados, para evitar su extradición, por sus delitos gracias al apoyo de la Open Dialogue Foundation, asociación con un alto historial en desestabilización y golpes de estado.
El asesinato inicial de 18 policías, dos de ellos decapitados, costumbre adquirida en la guerra de Siria contra los considerados kafir (infieles) denotan una operación similar a la desarrollada en otros países. Para evitar el pase a una guerra civil, como fue el caso de Siria, o más grave, la desarticulación del estado y el robo de sus recursos en Libia. El presidente kazajo, desde el 4 de enero, jefe del Consejo de Seguridad Nacional, pidió oficialmente a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) que desplegara tropas para proteger instalaciones estratégicas en varias ciudades del país ya que no pueden tomar parte en los combates contra los incontrolados. Las tropas están formadas por 2.800 rusos; 200 tayicos; 100 armenios; 100 bielorrusos y 150 kiguises.
Los disturbios se han saldado de momento con 18 muertos entre las fuerzas de seguridad, 26 terroristas abatidos, más de 4.000 detenidos, entre los cuales, más de un centenar son extranjeros.