Don Alvaro contribuyó decisivamente a salvar el Sacerdocio de las corrientes que querían carcomerlo
Daniel Ponce Alegre. Ex Miembro de la Curia Valentina. Al inicio de este artículo vienen a mi mente las palabras que el Cardenal D. Julián Herranz, miembro del Opus Dei y durante más de la mitad del Pontificado de Juan Pablo II Presidente de la Comisión Pontificia para los Textos Legislativos y hombre de confianza plena de dicho Papa, escribió en su libro " En las afueras de Jericó":
"Cuando veía a D. Álvaro del Portillo, como Secretario, moderar las complejas reuniones de la Comisión Pontificia del Concilio Vaticano II para la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano, me acordaba de la inscripción latina esculpida en el campanario de una bella iglesia románica del Trentino: "Horas non numero nisi serenas, sólo marco las horas serenas", es decir, las horas serenas espiritualmente hablando.
La Iglesia entera debe alegrarse, y digo todos, por que D. Álvaro contribuyera decisivamente, en el Concilio Vaticano II, a salvar el Sacerdocio de las corrientes de fondo que habían empezado a carcomerlo.
Habían quienes proponían un Sacerdocio meramente cultual, otros querían reducir el Sacerdocio a la gestión de lo humanitario.
D. Álvaro trabajó con serena inteligencia y humilde piedad, recuerdo una anécdota de la biografía de D. Álvaro en la que él fue a visitar al Papa Pío XII, en el año 1943, cuando el mundo estaba en plena guerra, para hablarle del Opus Dei y D. Álvaro aún un miembro laico del Opus Dei se presentó con el uniforme de Ingeniero de Caminos,y la Guardia Suiza se formó para que les pasase revista y él lo hizo con total normalidad ante la vista del Papa Pío XII, tres años después cuando volvió a ver al Papa con sotana él le recordó la anécdota y desde ese momento era frecuente que el Papa le saludara como: " Hola Ingeniero".
D. Álvaro dedicó especialmente toda su formación, para que el Sacerdote salido del Decreto
" Presbyterorum Ordinis " respondiera a la Misión de la Iglesia: ser el pastor que Cristo deja para el cuidado de sus ovejas hasta su Vuelta como Rey y Juez con poder y gloria celestiales, y ser también " el Esclavo Fiel y Prudente que el Señor dejó al cuidado de sus bienes hasta su Vuelta".
La Beatificación de D. Álvaro el próximo sábado 27 en Madrid y el domingo se convierte así en un acto de agradecimiento a un Sacerdote, a un hermano nuestro en Cristo y a un hombre que como decía San Pablo le quitaban el sueño las preocupaciones por la Iglesia que Cristo, El Esposo, había comprado para el Padre a un precio muy alto, con su sangre preciosa.