Rouco Varela y el palacio episcopal
Daniel Ponce, ex miembro de la Curia Valentina. Este pasado fin de semana, el diario El Mundo y El Levante, diario de ámbito local en la Comunidad Valenciana, recogieron unas declaraciones con el siguiente titular: " Rouco Varela se encastilla en el palacio episcopal".
Ambos artículos, que son prácticamente calcados y se llevan la diferencia de un dia hacen afirmaciones como las siguientes:
"D. Carlos Osoro tendrá que acomodarse en el primer piso del recién acondicionado palacio de Rouco".
"La decisión del todavía administrador apostólico de Madrid es inédita en la historia moderna de la Iglesia y nos tenemos que remontar a Compostela, 1317, cuando en Obispo Berenguel tuvo que esperar más de un año para tomar posesión".
" En la diócesis de Madrid tachan el gesto de muy mal gusto y en Roma de prepotente del vicepapa español pero que demuestra cómo se las gasta el cardenal".
" Una vez Rouco ya había tomado la decisión se la plantearon a D. Carlos Osoro, sabiendo que éste por respeto al cardenal y por la vieja amistad que les une no podría negarselo, y además muy amablemente D. Carlos accedió a que Rouco siguiera teniendo coche, chófer, secretaria y dos monjas que le cuidan".
"En Roma les disgusta el estilo principesco de Rouco pero que le retrata y le deja en evidencia ante Francisco que desprecia este estilo".
Además, por último y para colmo de la maldad y estupidez que los periodistas personifican en el Sr. Cardenal terminan diciendo: "sin pretenderlo Rouco le pone a D. Carlos en bandeja el gesto de abandonar el palacio, como hizo el Papa, e irse a un lugar menos ostentoso como el seminario o la residencia sacerdotal... y Rouco seguirá ocupando él solo el palacio episcopal".
No me extiendo más en este artículo pues sé que el tema lo volverán a sacar estos medios, que parecen estar tan informados con fuentes en Valencia, Madrid y Roma, y que tan profundamente aman a la Iglesia que cuando no se ocupan de temas como el presente, hablan de las mujeres sacerdote, de la comunión de los divorciados y apartados de la Iglesia, de la gran bendición que es que la iglesia anglicana halla aprobado la ordenación episcopal de mujeres, de la ordenación de hombres casados y de la aceptación de la homosexualidad como una práctica normal, en definitiva que todo cabe en la Iglesia para que deje de ser lo que debe ser, esto es: " Santa como nuestro Padre en el Cielo es Santo" y estar formada y pastoreada por " jueces y sacerdotes que tienen sus ropas blancas pues no se han mezclado con la inmoralidad ni con los ídolos de este mundo".
Así, para concluir este artículo sólo pedir que Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo; nos conceda la capacidad del discernimiento del trigo y la mala yerba, de los pastores que se disfrazan con ropas de oveja y de los que son sepulcros blaqueados o que andan entre nosotros para descarriar a algunos.
Como dijo Jesús: " El que tenga oidos que oiga y entienda".