EDITORIAL: El mensaje del rey y el acercamiento real a Pablo Iglesias
Pues si, tras un periodo de reflexión, fuera de los habituales opinadores que escriben a vuela pluma -y un pequeño ataque informático- hemos llegado a la conclusión que por primera vez en un mensaje de este tipo se utilizan las palabras sin tabús, algo que consideramos importante en el momento histórico por el que atraviesa España. Además, parece que dejó contento a todos, si tenemos en cuenta que hasta al 64 % del votante de Podemos le gustó. Y eso puede que sea una de las funciones y objetivos de un jefe de Estado que es monarca, gustar a todos.
Pero ello no puede hacernos mirar para otro lado en ciertos aspectos. La bandera nacional y el belén sólo aparcieron esporadicamente, y los signos, muchas veces, son más importantes de lo que a primera vista pueden parecer. Son un mensaje sobre las intenciones del futuro.
La Monarquía española es católica, como lo es España en su tradición histórica. Y ello implica ciertas actitudes politicamente incorrectas hoy día, como no aceptar en nuestro territorio el crimen del aborto. Y esto es lo que nos preocupa. Que un discurso e imagen adaptada a todos -incluso a los de Podemos- acabe significando una perdida de los valores que conlleva la monarquía. Algo que además perjudicará, a la larga, a la propia monarquía y su supervivencia
Sabemos que se están mandando mensajes personales desde personas vinculadas a Casa Real -especialmente a la reina Leticia, conocida en algunos sectores como la reina republicana- a Pablo Iglesias para, de alguna manera, tener un encuentro amable y un acercamiento con él. Los reyes son conscientes que ese acercamiento tiene que producirse ahora, no vaya a ser demasiado tarde dentro de un año. Y como no se puede hacer directamente, son terceros los que están intentando ese acrcamiento.
Por ello, por las actuales circunstancias inauditas hasta ahora en la democracia española, y profesionalmente, valoramos como positivo el mensaje del rey, si bien seguimos vigilantes para que el espiritu católico de nuestra monarquía, perdure.