El Atlético de Madrid ya está en octavos
Redacción Madrid. 27 de noviembre.
El Atlético de Madrid selló su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones tras imponerse (2-1) al PSV en un encuentro disputado a puerta cerrada en el Vicente Calderón, en el que los rojiblancos encarrilaron el choque en la primera parte pero acabaron sufriendo por su exceso de relajación en la segunda.
Los rojiblancos salieron al césped mentalizados de que era el momento de cerrar su clasificación para los octavos de final, y pronto se hicieron con el control del esférico ante un PSV dubitativo, que veía como los locales, dirigidos por Ignacio Ambríz desde el banquillo por la sanción de Javier Aguirre, llegaban con relativa facilidad a las inmediaciones de la meta de Isaksson.
A los trece minutos de juego, un centro de Seitaridis desde la derecha no acertó a ser despejado por la zaga holandesa, circunstancia que aprovechó perfectamente el luso Simao para resolver dentro del área y mandar el balón al fondo de las mallas, abriendo el marcador.
El tanto no cambió la dinámica del choque, y el Atlético seguía imponiendo su ley sobre el campo y buscando un segundo tanto que diera la tranquilidad y les acercara a los octavos de final, con un 'Kun' Agüero muy móvil y que hacía daño a la defensa del conjunto de Stevens con sus desmarques y diagonales desde la banda izquierda.
Con ese guión, Raúl García estuvo a punto de hacer el segundo gol con un gran remate de cabeza que obligó a lucirse a Isaksson, y justo en la siguiente jugada el argentino Maxi Rodríguez recogió un balón muerto en el punto de penalti y con un inapelable remate puso el 2-0, favorecido por la falta de contundencia de la zaga del PSV.
El Atlético sentía el empuje de los aficionados desde fuera del estadio pero se relajó tras el tanto, dando la iniciativa al PSV, que necesitaba reaccionar si quería seguir vivo en la 'Champions'. Los holandeses, que tuvieron que prescindir de su extremo Afellay, lesionado al poco de comenzar el encuentro, se acercaban con timidez pero sin generar verdadera sensación de peligro.
Sin embargo, la tranquilidad del Atlético se vio alterada por uno de los habituales males del cuadro rojiblanco en este inicio de campaña, la defensa de las jugadas a balón parado. Una de ellas, en el primer minuto de la segunda mitad, fue aprovechada por Koevermans para reducir la ventaja y abrir el encuentro.
El gol en contra coincidía además con la lesión de Heitinga, que tuvo que ser sustituido a los cinco minutos de la reanudación. El PSV crecía sobre el campo y dominaba el ritmo del encuentro, obligando a los colchoneros a recular y encomendarse a las esporádicas contras para crear ocasiones de peligro.
Una de las más claras la tuvo en sus botas el francés Sinama Pongolle, que salió por Agüero en la segunda mitad,, y desaprovechó un mano a mano con Isaksson tras un gran servicio de Forlán.
El empuje visitante se diluyó pronto y el Atlético recuperó el control del partido para asegurar un triunfo en un partido extraño por la falta de aficionados, pero que acabó confirmando la presencia del cuadro rojiblanco entre los dieciseis mejores equipos del continente en su retorno a la máxima competición continental.