El encuentro Torra-Sánchez: una tomadura de pelo al pueblo.
Miguel Massanet Bosch,
La postura de la Moncloa, después de la reunión con el señor Torra de la Generalitat catalana, es evidente que ya estaba cocinada antes de que ambos políticos tuvieran el encuentro de esta mañana. Nadie hubiera pensado que el fracaso de un encuentro en el que uno va a piñón fijo, con la petición única y excluyente de progresar en el proceso independentista, suficientemente crecido por la importancia que el PSOE y sus propagandistas le dieron a este encuentro, iba a ser aceptado por quien se ha mostrado siempre como un verdadero experto del “postureo”, siempre preparado para darle a cualquier fracaso la vuelta para enfocarlo en el sentido que a él le perjudique menos. La realidad ( en esta ocasión nos inclinamos más por la versión del señor Quim Torra que la edulcorada que ha salido del despacho socialista de la Moncloa), creemos que se acerca más a “Todo pasa por la autodeterminación”, frase con la que el mandatario catalán ha confirmado su empecinamiento en “no enmendalla” desde su cuartel de la Librería Balmes, reafirmada con un rotundo “autodeterminación sí o sí” y “liberación de presos políticos”, dos peticiones que, sin lugar a dudas, no están en las manos del actual presidente del Gobierno el poder conceder. En cuanto al tema catalán y respeto a sus repercusión en algunas actuaciones judiciales, si es que tenemos que aceptar como buena la noticia que aparecía en primera plana del periódico catalán La Vanguardia, con el título en grandes caracteres y en lugar destacado: “El TS aplaza las suspensiones por el 1-O para no tensar el diálogo”; no nos queda más remedio que mostrar nuestro máximo rechazo como ciudadanos españoles a que una máxima institución dentro de la Justicia, como es el TS, deba modificar sus plazos, adaptar sus resoluciones o dejarse influenciar por lo que los políticos, sean quienes fueren, decidan o dejen de decidir en un encuentro de carácter meramente político que en nada debería poder afectar a la fluida marcha de la Justicia.
Resulta altamente sospechoso que, el actual presidente de la Generalitat, al hablar de la reunión de esta mañana con el señor Sánchez, desde la librería Balmes, haya insistido en el “nada ha cambiado”, afirmando que no piensa “renunciar a la vía unilateral” completando su speech con una inquietante afirmación, que el presidente Sánchez debiera desmentir a la mayor brevedad si es que es falso lo que nos dice el señor Torra, cuando ha manifestado “que, por parte del presidente del Gobierno, no ha recibido una negativa tajante a un futuro referéndum pactado! Y no menos inquietante sería que se confirmara que, a lo largo de la mencionada reunión, “sincera y de trabajo” según Torra, el señor P.Sánchez hubiera incurrido en el gravísimo error de afirmar que “existe un problema político en Cataluña” que hay que resolver “políticamente”.
Por los datos que nos han llegado de esta reunión, a la que tanta trascendencia le habían dado desde el PSOE, queriendo dar a entender que la supuesta “torpeza” del señor Rajoy al no admitir las demandas catalanas que no podían ser aceptadas por tratarse, todas ellas, de intentos de saltarse la Constitución, atentando contra la unidad de la patria española y quedando fuera de cualquier posible acuerdo en el que se pretendiera darle un cariz político al problema y no, como ofreció mil veces el anterior presidente del Gobierno, intentar resolver un problema de financiación y ajustes administrativos entre el Estado y la autonomía catalana. Es obvio que, el señor P.Sánchez, no se encuentra en condiciones de hacer grandes concesiones a los catalanes, debido a su débil situaciones en las Cortes, a que se encuentra a mitad de una legislatura que no se ha ganado en las urnas y que sólo consiguió vencer apoyándose en los separatistas y comunistas, con los cuales, si es que quiere llegar a finales de la actual legislatura, sin haberse visto obligado a convocar nuevas elecciones antes, continuará necesitando su apoyo, en lo que queda de legislatura, para poder sostenerse en el gobierno.
Torras se ha referido también a lo que él califica de presos políticos y presos en el exilio, como si los delitos de los que se acusa a todos aquellos que siguen en las cárceles, mientras se concluye la instrucción de sus respectivos expedientes, fueran meras infracciones administrativas o delitos menores en los que la Justicia se hubiera apoyado para privarles de “sus derechos civiles”; cuando, de lo que se trata es de que, todos los encarcelados deberán enfrentarse a cargos importantes, como presuntos autores de delitos de una extrema gravedad como son los de rebelión, malversaciones de caudales públicos, prevaricación y, en algunos casos, secesión. ¿Por qué este empeño en hablar de presos políticos cuando no se trata más que de unos simples delincuentes comunes que han incumplido, gravemente, las leyes penales españolas?
El que el señor Torra, en esta tesitura adoptada para dar por supuesto que el Gobierno actual está en condiciones de cambiar el curso de los juicios pendientes respecto a los encarcelados a raíz de la aplicación del 155, pretenda que el señor Sánchez pueda garantizarle que los presos políticos van a ser excarcelados, sin antes haber pasado por los correspondiente juicios que tienen pendientes, es algo que no cabe en la mente de cualquier persona que sepa que, en España, la separación entre los tres poderes que señaló Montesquieu, es una realidad y está contemplada claramente en nuestra Carta Magna. No se entiende que, conociendo como conocía perfectamente, nuestro actual presidente del Gobierno, señor Sánchez, que la reunión protocolaria que tenía fijada con el señor Torres no serviría para nada más que para darles alas a los soberanistas, no se hubiera limitado a recibirle, decirle que nada podía hacer para solucionar el problema del independentismo, salvo conminarles a que aceptaran la legalidad, depusieran su actitud de enfrentamiento y rebeldía, y volvieran al redil constitucional; en cuyo caso ,si había cuestiones que no estuvieran relacionadas con el independentismo se podría hablar más adelante, teniendo en cuenta que siendo una autonomía, Cataluña, que en muchos aspectos ha salido beneficiada a través de una financiación adicional por medio del FLA, todos los cambios que se tuvieran que hacer en el futuro se deberían acordar con el resto de comunidades autonómicas del Estado.
Y todavía deberemos hablar de la reincidencia y cabezonada del señor P.Sánchez cuando, en la reunión con el señor Torra, ha vuelto a hacer mención de la “plurinacionalidad” o aquello de “nación de naciones” algo que todavía no ha sabido explicar concretamente en qué consiste y cuál es la fundamental que él considera que existe entre esta forma que ha inventado respecto a lo que es el actual estado de las autonomías. A no ser que lo que intente, el líder socialista, sea que se produzca un desmembramiento de la nación española, convertida en unos cuantos estados independientes, con gobierno propios y ligados, quizá pensando en la república de los EE.UU de América; por unos compromisos constitucionales que los mantienen unidos respecto a varios puntos que el estado supranacional se reserva, como es el caso de declarar la guerra, para sí mismo. Lo que ocurre es que no es comparable cómo nació la nación americana, desde una serie de pequeños estados que decidieron, sabiamente, que juntos estarían en mejores condiciones de luchar contra sus opresores y así, muy lentamente, y a través de distintas etapas y adhesiones sucesivas llegó a construirse la gran nación norteamericana que, curiosamente, estos separatistas que intentan la absurda aventura de una Cataluña independiente de España, siempre ha sido contrarios a la democracia existente en aquella potente nación del otro lado del Atlántico.
O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no nos queda más remedio que pensar que, en todo esto del encuentro de Sánchez con Torra, no hay más que otra representación teatral en la que, probablemente, se hayan llegado a acuerdos secretos, puede que muchos de ellos rozando la inconstitucionalidad, en los que los socialistas hayan prometido, a cambio de ayuda del separatismo a que puedan terminar en el gobierno esta legislatura y llegar, con posibilidades de vencer, a las próximas elecciones; contando con la ayuda de comunistas y vascos, intentar entrar a saco con la Constitución con el fin de concederles, a los que lo pidan, especialmente catalanes y vascos, la ansiada independencia de actuaciones y compromisos de tipo local, a través de un Estado meramente figurativo en el que sean todos los pequeños reinos, los que pudiéramos calificar de Taifas, los que, al estilo soviético, tomaran las decisiones. Algo espantoso, sin ninguna duda para una España en la que nunca este tipo de propuestas han conseguido prosperar.