EL ESTADO DEL MUNDO SEGÚN EL PAPA FRANCISCO
Fidel Garcia Martínez. En la audiencia que el pasado día 10 el Papa concedió al Cuerpo Diplomático destacado ante la Santa Sede, ha analizado las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la pandemia que no cesa. Es vital insistir en la cura necesaria para afrontar el grave problema. Dio una visión rigurosa y realista de las luces y las sombras de nuestro tiempo. El nuevo año se presenta desafiante: el coronavirus sigue produciendo aislamiento social y cosechando víctimas. Requiere un noble esfuerzo por parte de todos. Es importante que se continúe con el esfuerzo de la vacunación para inmunizar al mayor número de personas. Pero para el Papa la vacunación no es la medida mágica, sino que representa junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad.
Otro tema importante fue el de las armas nucleares, para el Papa el que tienen armas tarde o temprano las usa. Es posible y necesario un mundo sin armas nucleares; son instrumentos inadecuados e inapropiados para responder a las amenazas contra la seguridad en el Siglo XXI, además su posesión es inmoral. Para el Papa la paz es un bien contagioso que se propaga desde el corazón de quienes la desean y aspiran a vivirla. Otro tema candente que abordó ha sido de la colonización de la ideología de género, una forma de pensamiento que reniega de los fundamentos naturales de la Humanidad, de las raices culturales que constituyen las identidad de muchos pueblos.
El grave problema de los abusos a menores le han producido en el Papa un profundo dolor al constatar que en diversos ámbitos educativos se ha producido abusos a menores con graves consecuencias psicológicas y espirituales para las personas que los han sufrido. Ha pedido el fin de la guerra en Siria y una ayuda de la comunidad internacional al Líbano; respeto por los migrantes que no son mercancías, con los que se puede negociar. Una especial alusión hizo a lo que llamó “ hermenéutica de la época” que la resumió en el derecho a la vida desde la concepción y el derecho a la libertad religiosa.