El Gobierno, desbordado por el correctivo madrileño, pierde los nervios
Miguel Massanet Bosch.
Sánchez y su ejecutivo, temerosos de los efectos de su debacle en Madrid, se decantan más a la izquierda.
Aunque no quieren aparentar estar preocupados por la influencia que pueda tener en el resto de España lo que ha sucedido en las elecciones de la comunidad madrileña, el señor Pedro Sánchez, su asesor el señor Iván Redondo y toda la camarilla de ministros y ministras que forman parte de este sanedrín que ostenta el poder en nuestro país; lo cierto es que la cara de todos ellos demuestra que no se encuentran especialmente cómodos con el gran batacazo político que han sufrido en los últimos comicios, celebrados el pasado día 4 de este mes, en los que, aunque se esperaban que iba a ganar la señora Díaz Ayuso, algo que se anunciaba en todas las encuestas celebradas por las distintas empresas demoscópicas, lo que nunca se hubieran imaginado era que la derrota fuera tan aplastante, humillante, desconcertante e irritante, si señores, irritante, porque esta ha sido la reacción unánime de todos los dirigentes afectos a Sánchez, la de una irritación indisimulada ante la forma en la que la señora Díaz Ayuso les ha sabido torear y demostrar que con valentía, habilidad, anticipación y una buena oratoria todas las intrigas, intentos de descalificación, insultos, calumnias y vejaciones que contra ella habían maquinado sus enemigos políticos que, como se ha visto, no les han servido para nada, al contrario, han sido un aliciente para que el pueblo de la comunidad madrileña saliera, en masa, a votar para que saliera elegida.
La reacción de personajes tan atrabiliarios como es la señora vicepresidenta, Carmen Calvo, ha puesto en evidencia que estos señores de la izquierda no saben perder con dignidad, ni comprenden que, en una democracia, si es que queda algo de ella en España, unas veces se gana y otras se pierde. Los berrinches, los insultos dirigidos a los votantes madrileños por haber escogido el camino más sensato, las amenazas de hacerle la vida imposible al recién nombrado gobierno de la autonomía o las acusaciones de “lo mal que lo ha hecho la presidenta en su gestión de la pandemia de la Covid 19 en la región madrileña” no parece que sea compartida por los votantes madrileños que, con su apabullante mayoría, han refrendado todos los actos y decisiones de la, recién renovada en sus responsabilidades, la señora presidenta.
No lo aceptan y lo niegan con verdadera pasión, pero, por primera vez en esta legislatura, la estrategia y las tácticas del PSOE del señor Redondo parece que han fallado y, no solamente en el caso madrileño, sino que tuvieron idénticos resultados en los intentos de desestabilización, mediante sendas mociones de censura, en las comunidades de Murcia y de Castilla-León, lo que han convertido todo este episodio, que se inició con la intención de crear dificultades al PP, en algo kafkiano a lo que no se le encuentra explicación alguna sino que, el error garrafal cometido por el equipo de Pedro Sánchez, al intentar convertir las elecciones madrileñas en algo más que unos simples comicios comunitarios, en una especie de test sobre la fortaleza del PSOE en toda España. Pues lo que ha resultado es que han recogido, con creces, las consecuencias de jugárselo todo a una sola carta, porque la importancia que les dieron a estas elecciones con implicación personal del señor Sánchez en desdoro de su candidato, el señor Gabilondo, les ha traído estos lodos, es decir que lo que se presentó como un órdago en contra de la política del PP en Madrid, se les ha transformado en un increíble fracaso, cuyas consecuencias en el resto de España están por ver ,pero deben ser lo suficientemente preocupantes para que, el partido socialista en pleno, encabezado por todos sus pesos pesados (ahora sin el apoyo del señor Pablo Iglesias, desaparecido en combate) se ha lanzado en tromba, en un salto de resultados impredecibles, hacia un violento escoramiento hacia las doctrinas de la extrema izquierda, las mismas que, precisamente, han sido las que han llevado al señor Iglesias a tener que abandonar la política activa y que han motivado que la situación de su partido y la sus actuales dirigentes les ha situado ante una situación de la que, difícilmente, van a conseguir salirse sin que haya alguien que salga perjudicado de todo este proceso de renovación.
Y, hete aquí que, finalmente, el Gobierno ha enviado a Bruselas, para su estudio, el proyecto con el que se pretende justificar y avalar la necesidad de que España reciba los primeros 27.000 millones de euros que, supuestamente, están destinados a sacarnos del bache en el que nos ha situado la pandemia del Coronavirus y, por qué no decirlo, el disparatado comportamiento de quienes, en la actualidad, tienen toda la responsabilidad de lo que está sucediendo en nuestra nación.
Lo que se sabe, porque parece que su divulgación para que todos los españoles de a pie pudiéramos estar enterados de lo que se dice en nuestro nombre en la Comunidad Europea, no se ha tenido por oportuna y, en consecuencia, se lo ha cocido y comido el mismo Gobierno, seguramente porque la egolatría, la autoestima, la petulancia y el desprecio por el resto de ciudadanos, les ha hecho considerar que no estamos preparados para poder opinar sobre lo que nos conviene o no o para poder conocer los detalles de cómo, quienes van a tener en sus manos el poder de ir dando las subvenciones que recibamos de la CE, van a llevar a cabo la distribución, quiénes van a ser los agraciados con las ayudas para sacar a flote sus empresas o quiénes serán los ramos productivos que tendrán derecho a una parte de los auxilios y quiénes serán que garanticen que no vayan a parar a manos de los amigos, parientes, benefactores o adictos a los socialistas, mientras los que pertenezcan a comunidades dirigidas por el PP sean privados de acceder a ellas.
Pero, de lo que sí estamos seguros porque se ha sabido de boca de los mismos ministros responsables de las áreas de impuestos, ha sido que van a producirse importantes aumentos en la cuantía de aquellos que ya vamos pagando en la actualidad y que se van a crear nuevos impuestos, tasas, cánones, contribuciones o aranceles que hagan que la carga impositiva que actualmente sufrimos los ciudadanos sufra un aumento importante y que, quienes van a ser responsables de ello están en la tarea de intentar justificar que, lo que ya pagamos, no es suficiente para la voracidad de quienes han pretendido convertir a nuestro país en un clon de aquellos países que formaron parte de los satélites de la antigua URRS y la misma URRS, que lo único que consiguieron con este tipo de políticas totalitarias, fue llevar a sus respectivas naciones a situaciones que el tiempo no tardó en demostrar que, para lo único que sirvieron, aparte de privar de sus libertades a los ciudadanos que estuvieron dominados por dichas dictaduras, fue para convertir aquellos países en naciones arruinadas y a sus habitantes en pobres víctimas de unos regímenes que, en todas partes donde han tenido poder, han demostrado ser el cáncer económico, social y opresor para sus pobladores, hasta que, con valentía y esfuerzo, han conseguido romper las cadenas y volver a la democracia. Claro que esto último no ha ocurrido en todas las naciones y aún tenemos ejemplos palmarios de los que subsisten en la actualidad, como es el caso de países como Venezuela, Bolivia, Nicaragua y muchas otras que sería prolijo reseñar.
Por desgracia los que actualmente gobiernan en España no parece que sean capaces de renunciar a sus objetivos filocomunistas y, con toda probabilidad, (el señor Sánchez ya se ha pronunciado en este sentido) van a intentar mantenerse en el poder al menos por lo queda de legislatura. Es probable que lo consigan si las derechas o los partidos constitucionalistas de centro no hacen examen de conciencia, valoran la ocasión que se les brinda con los resultados de Madrid, toman ejemplo del procedimiento ganador utilizado por la señora Díaz Ayuso, si es que el señor Pablo Casado y sus ayudantes no adoptan la actitud de segar las hierbas bajo los pies de la vencedora, algo que, por mucho que nos duela admitirlo, suele ser bastante frecuente en los partidos conservadores. La ocasión puede que sea única y, lo preocupante, es que se ha producido cuando faltan todavía dos años para las nuevas legislativas. Es misión de los actuales líderes de la derecha no dejar que este ascua que Madrid ha permitido encender, permanezca viva y, si es posible, convertida en llama para que, cuando llegue el momento de medir fuerzas con las izquierdas, la población española tenga una visión clara, definida y esperanzadora de los beneficios que para España, sus ciudadanos, su economía y sus libertades, representan el volver a votar a quienes son los que, en realidad, tienen en sus manos y en la filosofía, preparación, experiencia y cualidades morales y éticas, el poder de conducir al país, otra vez, a aquellos tiempos en los que éramos la admiración de toda Europa, por lo que fue nuestro despertar a una época de esplendor y bonanza de la que, sólo la llegada del señor Zapatero y sus valedores, consiguió que la llama de aquella prosperidad languideciese y lo que fueron años de prosperidad acabaran con una España al borde la quiebra, que tuvo que ser salvada, con esfuerzo y privaciones, por la llegada al poder del PP.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, podríamos considerar como un sueño, una esperanza quizá alimentada por una actualidad en la que no tenemos muchas ocasiones de hacernos ilusiones, en cuanto al futuro del país; puede que impulsados por esta necesidad, que forma parte de los sentimientos personales, de intentar evadirnos de las situaciones estresantes y buscar refugio en lo quimérico, con la ilusión de que aquello que casi nos parecería milagroso se convierta en una realidad: que los españoles podamos volver a aquellos tiempos en los que la democracia era verdadera y que, quiénes han sido los causantes de en lo que se ha convertido nuestra nación en sus manos, las izquierdas, queden reducidos a meros partidos marginales, que es el lugar que merecen ocupar en una nación moderna y rica como es la española. Y la frase de un personaje, en este caso el médico y filósofo don Gregorio Marañón: “La multitud ha sido en todas las épocas de la historia arrastrada por gestos más que por ideas. La muchedumbre no razona jamás. “ Lo malo es que, al fin y al cabo es la que, en una democracia, vota.