Carlos Pascual. Eficiencia y comportamiento dinámico son combinadas con extraordinaria efectividad en el nuevo Audi TT. El pequeño deportivo consigue incrementar su potencia en un 14 por ciento logrando al mismo tiempo una diminución de las emisiones de un 11 por ciento. Lo que le hará ahorrar alrededor de 5,5 toneladas de gases de efecto invernadero, no solo del más conocido CO2 sino también de sustancias como Metano, óxido nitroso y compuestos orgánicos halogenados.

“Sin embargo, no es sólo una cuestión que atañe a las emisiones que salen por el tubo de escape. En Audi nos fijamos en el producto en su conjunto, y en toda la cadena de procesos asociados a la movilidad”. Afirma Ulrich Hackenberg, responsable de Desarrollo Técnico de Audi. “Nuestro objetivo es reducir significativamente las emisiones totales de cada modelo en comparación con su predecesor.” 

Los ingenieros de la marca de los cuatro aros han logrado, gracias a la construcción ligera y a la combinación de multitud de tecnologías la evaluación positiva del ciclo de vida del nuevo TT; de este modo, se ha logrado una mejora en el peso en vacío del coche de aproximadamente 50kg respecto al modelo predecesor, dejando en peso en tan solo 1230kg. Lo que significa una reducción de 140kg respecto a su homólogo de primera generación, haciendo palpables los esfuerzos del fabricante en mejorar sus vehículos.

La aplicación de la construcción ligera y las medidas aplicadas durante la fabricación del vehículo, se traducen en una reducción en torno al 9 por ciento en la emisión de gases contaminantes, unos 800 kg por unidad fabricada. Con todo ello la nueva generación del TT obtiene una mejor evaluación del ciclo de vida que sus predecesores, con los beneficios que ello conlleva no solo para los clientes, que desde el primer momento se verán beneficiados por esta evolución, si no el conjunto de la sociedad haciendo patente el compromiso de la marca con el medio ambiente.