El Yihadismo no prende en Kazajstán
José Luis Orella. El terrorismo yihadista tiene su mayor fuerza en el intento de mostrar su capacidad de golpear donde quiere. Lo demostró en Bangladesh, y recientemente en Francia de forma reiterada. Sin embargo, en Kazajstán sus intentos de prender de terror al país centroasiático se cuenta con fracasos sonoros.
Ayer, un antiguo delincuente radicalizado, asesinó a tres policías y un civil en la antigua capital Almaty, ahora principal centro económico del país, pero fue detenido inmediatamente. Hace pocos días, el 5 de junio, un grupo islamista fuertemente armado, asaltó varias armerías y una base militar en la ciudad costera de Aktobe, por donde se exporta gran parte del gas natural.
El resultado final fue de doce personas muertas: dos civiles, un guardia de seguridad, tres militares y seis de los terroristas. Posteriormente las fuerzas de orden contraterroristas kazajas eliminaron a otros doce presuntos terroristas, que formaban parte de la estructura terrorista.
Los dos actos violentos demuestran la ausencia de yihadistas en el país, pero un fuerte interés en intentar implantarlo para desestabilizar la región del Asia central, ahora que Kazajaztán será sede de la Expo internacional del año que viene.