En mitad de la campaña electoral
Javier Garcia Isac. Estamos justo en la mitad de la campaña electoral y, es el momento en el que se escenifican el mayor número de tonterías, donde las poses, las palabras grandilocuentes y vacías, encuentran su mayor auge.
He de reconocer que es el periodo que peor me sienta.
Individuos a los que no conocemos de nada y por los que no sentimos ninguna simpatía, que sin embargo, te hablan con una familiaridad y confianza que tú no les has concedido. Muchos de ellos son personas a los que no hemos visto nunca, es mas, en muchas de las ocasiones, no sabes ni el partido por el que se presentan, pues los mensajes de unos y de otros son tan parecidos, que te cuesta trabajo reconocerlos.
La política española ha sufrido en estos últimos años un “corrimiento” vergonzoso y vergonzante hacia la izquierda. El Partido Popular, se asemeja mucho al Partido Socialista del año 82. Existen huecos, espacios políticos, que nadie ha sabido o ha podido llenar. Damos por buenos posicionamientos y criterios que, no hace mucho tiempo, consideraríamos inadmisibles, inasumibles.
Debemos considerar como una gran victoria de la izquierda la perdida de la batalla ideológica, ya sea por acción, omisión o dejadez. La izquierda, ha conseguido que la mayoría de la sociedad asuma como propios, conceptos políticos y morales, que no les corresponde. Aplaudimos la aptitud de un puñado de diputados del Partido Popular por defender la Ley del Aborto de Felipe Gonzalez y eso, nos parece un acto heroico y de valentía. Nadie se acuerda del insulto permanente, de la humillación continuada, que supone la cuestión de Gibraltar. Damos por bueno el Estado Autonómico sin importarnos la discriminación e insolidaridad que provoca, sin tener en cuenta, que son los generadores de corrupción y mirando a otro lado, cuando somos considerados extraños en nuestro propio país, en nuestra propia comunidad.
Aceptamos la puesta en libertad de violadores, asesinos y criminales y limpiamos nuestras conciencias pensando que es un mandato “europeo”. Todos nosotros somos cómplices de lo que sucede. Nos hemos dejado abducir. Nos hemos creído lo que os ha interesado creernos y ahora, en este tiempo electoral, volveremos a votar lo que nos digan que tenemos que votar. Somos marionetas cuyos hilos son manejados por los de siempre, por aquellos a lo9s que les interesa que todo cambie para que todo siga igual. Unos u otros, nos hablaran del voto útil, de tal o de cual cuestión menor, pero debemos recordar que el “voto útil”, es solo útil para el que lo percibe, nunca para el que lo emite.
Yo no soy quien, no soy nadie, para decirles a quien deben votar. Eso se lo dejo a otros, además, ustedes son mayorcitos. Solo una cosa: vote en conciencia, vote en libertad, que nadie le me meta miedo, que nadie decida por usted y que nadie le engañe, pero sobre todo y muy importante, haga lo que le de la gana.